Me extraño yo de lo mal informados que están, de los bolsillos ajenos,
los organizadores de homenajes. Digo esto porque, coincidiendo con la cuesta de
enero —que no sabemos si económicamente llegaremos a coronar— se han organizado
cuatro o cinco homenajes a diversas personalidades a los que, de algún modo,
muchos estamos obligados a asistir, y esto escasamente en el transcurso de dos
semanas y sin que el mes haya concluido para que podemos reponer fondos. Desde
luego, esta falta de coordinación o de vista expone al fracaso de asistencia de
público a algunos de ellos, porque se entiende que los homenajes han de ser
abiertos a cualquier ciudadano de a pie y no sólo para políticos que cobran sus
buenos sueldos, y los ciudadanos de a pie, a cuenta de las pasadas fiestas
estamos sin un duro. Dice un viejo refrán castellano que me acabo de inventar
ahora que “En enero, un homenaje si acaso pues si no será un fracaso”, y estos
organizadores nos proporcionan nada menos que tres o cuatro casi seguidos y,
como quien dice, “de obligada asistencia”. Una cosa son los buenos deseos y
otra cosa el bolsillo cuando es uno el que tiene que costeárselos. Pero echemos
cuentas: Vamos a poner un menú muy popular y barato, por ejemplo, unos huevos
con chorizo. Si a lo que el menú cuesta sumamos el cubierto del homenajeado y
el de algún familiar que le acompañe, importe que habrá que cargar a los demás
menús, más el de los organizadores, que por aquello de haberlo hecho todo
tampoco pagan, los sueldos de los camareros, el vino a consumir, etc., etc.,
nos habremos puestos en las 2.000 pesetas por comensal. Si a ello sumamos el
que algunos han de venir de fuera y costearse el viaje de ida y el de vuelta,
no podemos contar con menos de las 5.000 pesetas. Si esto lo multiplicamos por
cuatro o cinco homenajes, tendremos que nos da alrededor del “salario mínimo
interprofesional” que en un mes como enero no nos podemos gastar en demostrar
cariño a un amigo.
Hablando de esto, uno de mis contertulios tuvo una idea genial: “¿Y
por qué no hacer un homenaje de tipo inglés?, o sea, subir al homenajeado en un
pódium, ponernos todos alrededor y decir: ¡Tres hurras por don fulano!”
Yo, para agregar unas “gotas de sabor español”, consentiría unos
discursos de dedicación, la respuesta del homenajeado y hasta al final pasar
todos a darle la mano, como suele hacerse en los duelos, aunque con más
alegría.
Otro sugería: “Con un telegrama se cumple”, pero alguien terció: “Con
lo caro que se ha puesto el telégrafo, y si tienes que poner cinco telegramas,
prácticamente te has pagado la cena.”
En fin, que a los organizadores, por su poca visión popular y
económica de las circunstancias, les tenemos que poner un cero.
Puestas así las cosas, yo por mi cuenta pienso decir, aunque sea por
carta: “Estoy muy conforme con vuestros homenajes. Daros por abrazados, pero
enero no da para más, perdonarme la ausencia.” Y punto.
Diario HOY, 16 de enero de 1981
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.