No se si existe relación directa entre ciertos extremismos y la mugre.
Hay quien dice que uno de esos eternos protestones bien lavado, afeitado y
vestido con ropa limpia cambia rápidamente sus ideas por otras más centradas
(no queremos decir de UCD, sino menos extremas). Y no hablo sólo de los
ácratas, que como saben no admiten ninguna clase de autoridad, sino también
otros que no llegan a tales extremos pero los rondan a ambos lados de lo que
podrías llamar “regla de las ideas”. En estos casos, al parecer, el “habito hace
al monje” y si uno no se deja la barba, no se abandona en el aseo personal, no
viste ropas desgalichadas, etc., etc., no es buen extremista. Al parecer se han
hecho pruebas y hay alguna relación entre el aseo y las ideas, y se da el caso
de que, como en la hidrofobia, los hay que rechazan el agua, lo cual no deja de
ser un inconveniente, porque en algunas concentraciones es insoportable el olor
a sobaquina. Vamos, como dice Forges, que “les canta el alerón”, pero les canta
por lo grande y por lo “jondo”.
Hablando de esto con nuestro buen amigo Juan Tapia, que como alguna
vez hemos dicho es hombre de gran fantasía, nos presentó un producto que al
parecer han inventado en Rusia que se llama algo así como “Jabonolof Ariete”,
cuyo prospecto dice —según nos traduce mi amigo, que sabe algo de ruso— que “no
destiñe las ideas”. Como el prospecto viene en caracteres cirílicos no podemos
garantizar más que lo que Juan Tapia traduce, pues dice que conoce el ruso a la
perfección, ya que él estuvo, según creo, en la División Azul. Al parecer, allí
se han hecho pruebas con el producto que es una especie de jabón; se ha lavado,
afeitado y hecho la colada con la ropa de más de mil extremistas que abandonaron
el aseo personal y las ideas no “destiñeron”, siguiendo éstos —aún a pesar de
haberlos puesto hasta corbata— tan extremistas como antes. Al parecer aquí en
España —y siempre según la versión de Tapia— se han hecho algunas pruebas con
el PSUC de Cataluña que han dado resultado óptimo, sin entrañar el producto
peligro ni rechazo de clase alguna.
Yo, al conocer todo esto, no he podido menos que exclamar: “¡Lo que es
la ciencia!” Conste que no garantizo nada, por la fuente de donde me llega,
pero el invento podría dar resultados positivos. Como me lo contaron, se lo
cuento.
Diario HOY, 17 de enero de 1981
NOTA.- Se ofrece aquí el texto original tal como lo escribió
Fernando, incluyendo alguna frase que, en la versión publicada, había sido
censurada.
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