Según el ministro de Transportes y Comunicaciones, José Luis Álvarez,
resulta que en “incidentes en el espacio aéreo que supongan riesgo”, asunto éste
que lleva unas siglas inglesas, estamos muy por debajo de otras naciones,
incluso a los Estados Unidos. Pues bien,
este triunfalismo del ministro de Transportes, antiguo alcalde de Madrid,
habría que cotejarlo con la cantidad de tráfico aéreo que cruza por los cielos
de Estados Unidos y otras naciones y por el nuestro. Esto parece olvidarlo el
ministro —que nos parece muy dado a la amnesia— porque todos sabemos que las estadísticas
son triunfalistas o no, según se expresen. Por ejemplo, si en España el pasado
año hemos producido un automóvil y el año actual dos, sería triunfalismo
—aunque no mentira— decir que hemos duplicado la producción de vehículos. Y
puestos a elucubrar supuestos en este sentido podríamos decir que en España no
se ha dado ni un solo accidente en naves espaciales, ni tampoco en velocípedos,
sencillamente porque no tenemos ni de unas ni de otros. Y esto cuando menos no
es serio, como no es serio decir —precisamente un ministro de Transportes— que
hay demasiados aeropuertos en nuestra nación y no va a construirse ni uno más
Eso lo podría decir un ministro de antitransportes, pero no el señor Álvarez,
que debe ser promotor y entusiasta de todo lo que con el transporte se
relacione y no un “apagavelas” de las ilusiones de muchas regiones españolas
que necesitan de aeropuertos, carreteras, ferrocarriles y medios de
comunicación para progresar y aún para salir del subdesarrollo.
Decimos esto por el parón que pueda suponer esta actitud del ministro
para nuestro iniciado y no concluido aeródromo de “La Cervera”, en cuya
construcción nos metimos alentados y jaleados por la Administración central que
él ahora representa, o en el inacabado ferrocarril Villanueva-Talavera, del que
da indignación hablar, y de tantos otros olvidos, frenazos y rectificaciones a
las que nos ha obligado secularmente un centralismo injusto y cegañuto.
Uno ha viajado algo por otras naciones donde hay casi un aeródromo en
cada pueblo grande y, más o menos, se utilizan todos… ¿Qué cómo lo hacen allí?
Pues esa es la respuesta que debe dar el ministro, si es que desea seguir
siendo de transportes, y no de todo lo contrario. Vamos, eso es lo que algunos
que hemos leídos sus acomodaticias declaraciones pensamos por aquí.
Diario HOY, 19 de octubre de 1980
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