miércoles, 7 de junio de 2017

El preambulismo: ventajas e inconvenientes


Asombrado me quedé yo anoche viendo contestar en una entrevista en la “tele” a don Miguel Rodríguez Herrero de Miñón, portavoz del grupo centrista en el  Congreso. No se puede decir menos con tantas y tan bonitas palabras como él dijo. Se trataba de explicarnos lo que había ocurrido en unas sesiones privadas y es cierto que el entrevistador tampoco le “apretó mucho”, pero hay que ver la habilidad que tiene el tal don Miguel para hablar y hablar durante casi diez minutos, embobarle a uno—yo confieso que me embobé— y luego pensar: ¿Y qué ha dicho?, y darse cuenta uno de que lo dicho era como recoger agua en un cesto. Yo no sé si don Miguel será gallego, porque dicen que los gallegos son muy habilidosos para responder sin decir nada, pero lo que sí digo es que siendo tan joven como es, este hombre tiene un indudable porvenir en la política, por su prudentísimo modo de actuar en el que no se priva de hacer frases bonitas, citar hasta el “Aranzadi” y no soltar prenda concreta sobre lo preguntado.
Recordaba yo a cuenta de ello el dicho, un poco de broma, que tenían dos magníficos escritores cacereños fallecidos ya, para hablar de casos como éste. Me refiero al investigador Tomás Pulido, y al que fue decano de los periodistas cacereños, Dionisio Acedo, que llegaron a inventar la palabra: “preambulistas” para catalogar a personas de tan raras habilidades, cuando en tertulia se suscitaban casos como el presente.
Porque el señor Miñón se me presentó como un magnífico “preambulista” que es capaz, estoy seguro, de hablar de lo divino y de lo humano sin desvelar un solo secreto que pueda comprometerse a él o la materia tratada. Qué porvenir, qué camino político le espera a un joven de tan raras habilidades de los que, dicho sea de paso, tenemos pocos en la baraja política actual.
Aunque también es verdad que al par que lo dicho, el caso me recordaba el de una pareja de cazadores cacereños, uno alto y patilargo, que avanzaba mucho, cuando iban juntos de caza, y el otro chiquitín y paticorto, que se quedaba atrás con desesperación del compañero que le decía: “¡Pero oye, tío, si es que tú llenas el camino de pasos y no avanzas nada!”… Porque el “preambulismo” queramos o no también entraña estos peligros.
Diario HOY, 5 de diciembre de 1980

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.