“Te confieso que me marea”, nos decía ayer la “Diosa Ceres” en una
visita nocturna que hicimos al Foro de los Balbos.
“Me han hecho sufrir tanto —agregaba la estatua— que he sido una emigrante
dentro de la propia población. No quieras tú saber los fríos que me pasé en lo
alto de la Torre del Bujaco, los siglos que estuve allí arriba… Como que me
quedaba de piedra. Luego, el tiempo que estuve en el Atrio del Corregidor, que
pasé lo mío; el tiempo que permanecí en los llanos del Salor, hasta que me
trajeron a la ciudad, y ahora al Foro de los Balbos, que mira, como en un rincón,
estoy más abrigada, porque una va siendo vieja, aunque menos de lo que parece…”
Como podemos ver, la estatua, de mujer al fin, sigue presumiendo de su
juventud, aunque esto de si representa a
macho o hembra no ha quedado claro del todo, porque los historiadores la lían
por menos que pía un gorrión, que aunque popularmente se la llama “diosa Ceres”,
que no era tal diosa, sino una representación del emperador Augusto en ropas
sacerdotales, que no era mujer, sino una representación de hombre, que era un
genio “andrógino”…
— ¿Y tú que piensas? —quisimos indagar.
— Pues mira, que “falsos” se le levantan a cualquiera y como está tan
en moda lo “gay”, se dice de todo, pero mejor es que cada cual siga con sus
dudas… ¡Cómo yo no busco ni novia ni novio, que no me levanten los pies del
suelo!... Soy estatua y basta.
— Los pies te los tendrás que levantar si es que te llevan al Museo,
como parece ser que se desea, para cambiarte por tu réplica…
— Es a lo que me refería, que no me dejan parar… Pero mejor será así,
que me den la jubilación museística y que pongan en mi lugar a mi gemela… Pero
estoy muy dolida con la Institución Cultura “El Brocense”, porque siendo yo la
estatua más antigua de Cáceres, escultura al fin y al cabo, no se les ha
ocurrido ni citarme, ni hacerme un homenaje, en eso que están montando del “Primer
Premio Cáceres de Escultura”… ¡Mira que poner en los carteles a la india esa,
que es bastante más fea que yo!... En fin, que con este olvido me he quedado de
mármol, que es lo mío, porque si por antigüedad es, yo soy la más antigua de
todas… y, vamos, una no es tan birria como esos muñecos que ahora hacen con
aires de estatua…
Y en fin, así siguió su queja, que nosotros, como simples notarios de
lo que no ocurre, recogemos sin decir “ni chus, ni mus”.
Diario HOY, 2 de diciembre de 1980
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