Dicen que los japoneses han inventado un coche de bolsillo que
soluciona totalmente el problema de los aparcamientos. Al parecer se trata de
un coche inflable que, cuando uno llega al lugar donde tiene que dejarlo, se le
quita el tapón, lo desinfla y lo mete en una cartera poco más grande que la que
los chavales llevan para el colegio, se lo cuelga y andando. Cuando hay que
volver a utilizarlo, se sopla en el pitoche y ya está. Dicen incluso que los
modelos de lujo van dotados de unas botellas de aire comprimido para evitar el
sople excesivo del usuario.
Yo no sé si pasar a creer la noticia porque quien me la da es mi buen
amigo Juan Tapia, que miente lo suyo, y que ya en una reunión de cazadores
veteranos, donde lo presenté, me hizo pasar mis apuros cuando se empeñó en
contar cómo mataba los bandos de perdices con cartuchos cargados con polvos de
pica-pica. “Los volátiles —contaba mi amigo— no podían evitar el estornudo y se
pegaban choquetazos contra el suelo, unas contra otras, siendo fácil hacerse
con todo el bando en un solo disparo.”
El apuro que pasé entonces me ha hecho leer la noticia con ciertas
reservas y hasta no contársela al concejal de tráfico, señor Machuca, que anda
buscando una solución para encontrar más aparcamientos en la ciudad que, dicho
sea de paso, se nos pone a rebosar todos los lunes, por la cantidad de
ganaderos y cacereños de pueblos que vienen a resolver sus asuntos, y los
miércoles, día del mercadillo franco.
Lo que yo pienso es que Machuca debería ocuparse de que se ponga en
vigor una ordenanza que creo que existe para dotar todos los edificios de más de cuatro plantas
con plazas de garaje, ordenanza que nació para paliar este problema, pero que o
porque no se cumple o porque se negocia con la plaza de garaje para otros
menesteres no ha venido a solucionar nada. Viendo cómo está todo, no creemos
que la grúa sea tampoco una solución mas que a medias, porque dígame usted
dónde se llevan tanto coche mal aparcado, si es que se lo toman en serio. Haría
falta otra ciudad igual que ésta para almacenar los coches que transportaran en
un trasvase que puede fuera rentable pero no sabemos si sería efectivo.
En fin, el Rey ha estado en Japón y algo se traerá de la visita, y
hasta si hay algo de cierto en los coches inflables puede que lleguemos a
saberlo, porque de estos japoneses hay que esperarlo todo, aparte —claro está—
de que bien pensado a lo mejor Juan Tapia no exagera tanto, porque, oiga, aquí
ha habido muchas cosas que se han solucionado “soplando”. Yo, de momento, voy a
poner a Machuca sobre aviso.
Diario HOY, 4 de noviembre de 1980
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.