Nuestro colega “Ya”, con foto en primera plana, comentaba hace unos días
el robo que le habían hecho a Neptuno de su tridente. No es la primera vez, al
parecer, que a la estatua de Neptuno, de Madrid, le quitan el tridente que, según
comenta “Ya”, en alguna ocasión hubo que poner de madera, porque los “ladrones
tridentinos”, cuando era de hierro, lo pignoraban y se gastaban los cuartos así
conseguidos. Lo malo, al parecer, es que el dios de los mares quedó malherido
de pies y manos en el atentado, y habrá que repararlo, aunque se da el caso
positivo de que la Policía logró alcanzar a los dos gamberros autores del
atentado estatuario, que al parecer quedaron a buen recaudo y pasarán a manos
de la justicia, que de ser la del dios de los mares consistiría en estar en
remojo —como los bacalaos— un año y un día.
Todo esto nos ha recordado los reiterados y feroces atentados que las
escasas estatuas que tenemos en Cáceres están sucediendo, mucho más sangrantes
que el del dios Neptuno, porque él tiene el socorro de una Policía que logra
detener a los gamberros pero nuestras
estatuas parece que no tienen el mismo amparo y hasta puede servir de mofa y befa
la serie de sufrimientos a que las someten los gamberros locales que son mucho
más gamberros (en algo teníamos que ganar) que los de Madrid
Si ustedes no lo creen, vean las fuentes de Cánovas, con sus cisnes
descabezados y sus tritones rotos; vean la de Gabriel y Galán —aparte de la
pleitesía que le rendimos—, con los símbolos que figuraban en sus esquinas
desaparecidos, y vean, finalmente, la estatua de la Ley y la Libertad que
figura en el monumento a Muñoz Chaves, en el mismo paseo de Cánovas,
descabezada un montón de veces, y con su brazo derecho y parte del libro de la
Ley no sólo roto sino robado y desaparecido. ¿Quién robó y rompió el brazo de
la Ley? Nadie ha logrado saberlo. Neptuno ha tenido mejor suerte, porque su
tridente ha sido recuperado, pero nuestra Ley ha perdido definitivamente su
brazo. Posiblemente los gamberros que se lo robaron se lo hayan comido en un
festín orgiástico como si fuera un brazo de gitano. Todo esto es hasta simbólico,
pero merecería volverle a suturar sus brazos a nuestra manca Ley.
Diario HOY, 25 de enero de 1981
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.