miércoles, 14 de junio de 2017

Nuestra manca ley


Nuestro colega “Ya”, con foto en primera plana, comentaba hace unos días el robo que le habían hecho a Neptuno de su tridente. No es la primera vez, al parecer, que a la estatua de Neptuno, de Madrid, le quitan el tridente que, según comenta “Ya”, en alguna ocasión hubo que poner de madera, porque los “ladrones tridentinos”, cuando era de hierro, lo pignoraban y se gastaban los cuartos así conseguidos. Lo malo, al parecer, es que el dios de los mares quedó malherido de pies y manos en el atentado, y habrá que repararlo, aunque se da el caso positivo de que la Policía logró alcanzar a los dos gamberros autores del atentado estatuario, que al parecer quedaron a buen recaudo y pasarán a manos de la justicia, que de ser la del dios de los mares consistiría en estar en remojo —como los bacalaos— un año y un día.
Todo esto nos ha recordado los reiterados y feroces atentados que las escasas estatuas que tenemos en Cáceres están sucediendo, mucho más sangrantes que el del dios Neptuno, porque él tiene el socorro de una Policía que logra detener a  los gamberros pero nuestras estatuas parece que no tienen el mismo amparo y hasta puede servir de mofa y befa la serie de sufrimientos a que las someten los gamberros locales que son mucho más gamberros (en algo teníamos que ganar) que los de Madrid
Si ustedes no lo creen, vean las fuentes de Cánovas, con sus cisnes descabezados y sus tritones rotos; vean la de Gabriel y Galán —aparte de la pleitesía que le rendimos—, con los símbolos que figuraban en sus esquinas desaparecidos, y vean, finalmente, la estatua de la Ley y la Libertad que figura en el monumento a Muñoz Chaves, en el mismo paseo de Cánovas, descabezada un montón de veces, y con su brazo derecho y parte del libro de la Ley no sólo roto sino robado y desaparecido. ¿Quién robó y rompió el brazo de la Ley? Nadie ha logrado saberlo. Neptuno ha tenido mejor suerte, porque su tridente ha sido recuperado, pero nuestra Ley ha perdido definitivamente su brazo. Posiblemente los gamberros que se lo robaron se lo hayan comido en un festín orgiástico como si fuera un brazo de gitano. Todo esto es hasta simbólico, pero merecería volverle a suturar sus brazos a nuestra manca Ley.
Diario HOY, 25 de enero de 1981

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