martes, 13 de junio de 2017

Pruebas de psicofonía


Me ha llamado a mí la atención eso de la “psicofonía” que explicaron en la “tele”, en el espacio de meter miedo llamado “Más allá”. Resulta que usted coge un magnetófono, se lo lleva a un caserón viejo, hace unas preguntas en él y deja abierto el micrófono —rodando la cinta, claro—, espera unos minutos, rebobina y escucha y resulta que, algunas veces, los “trasgos”, “los gnomos” o “los fantasmas” —que aquí llamaríamos “marimantas”— le responden en la cinta, o tocan música de órgano, o hacen ruido que tienen su interpretación. Yo sabía que existe una teoría por la que los ruidos o voces pronunciadas, aun hace siglos, siguen pululando en el aire y sólo hay que buscar un instrumento que sepa captarlas y así oiríamos, pongo por caso, a Trajano pronunciando un discurso en un foro emeritense; o a Julio Cayo Lacer —el constructor del puente de Alcántara— dando órdenes a los obreros de aquel entonces. Por si acaso, tomé mi magnetofón y en una de estas noches frías y solitarias, me fui al lado de la estatua de “Ceres”, grabé la pregunta “¿Hay algún romano por ahí?”, dejé correr la cinta, rebobino, y me respondieron con una oración en latín de la que no entendí una palabra.
Por variar, me fui al antiguo capo de “Cabezarrubia” pensando que algo habría quedado en el aire de aquellos célebres partidos de rivalidad entre el Badajoz y Cacereño, y tras rebobinar  oí una sarta de tacos, de los que sólo puedo reproducir la palabra “arbitrucho”, dicho por una voz femenina que se conocía no se atrevía a decir algo más gordo. Hecha la prueba en el salón de sesiones del Ayuntamiento, logré entender, muy lejano: “Me opongo”, y algo así como la canción aquella de “María Cristina nos quiere gobernar”, pero también muy difusa. En lo grabado en el caserón de la Junta Pre Autonómica sólo logré captar como unos ronquidos plácidos que no sabía de donde salían. Finalmente pregunté a la cinta: “¿Y cómo se nos presenta para Cáceres el 1981?”, y, tras rebobinar, logré oír como una especie de voz que decía: “Tururú”, seguida de una carcajada y una especie de ruido de los que llaman “pedorreta”… En fin, que la verdad es que no sé qué pensar de esto de la “psicofonía”.
Diario HOY, 14 de enero de 1981

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