jueves, 1 de junio de 2017

Que lo del canon no se quede solo en música

Que no hay nada como chillar, para que le oigan a uno. Ya lo dice la frase evangélica: “Pedir y se os dará”, o la menos evangélica pero más contundente y popular de: “el que no llora no mama”.. Ya lo han visto, en cuanto don Jaime Velázquez ha chillado en Madrid reclamando el canon de electricidad, porque si no lo de la central de Almaraz no va a entrar en funcionamiento (o nos vamos a oponer a que entre), ¡zas!, llega el ministro de Industria, de Noruega donde estaba, y le cita pare el próximo lunes, al parecer para charlar del tema y es de esperar que para resolverlo, porque si no ¿dígame usted para qué lo llama?, porque eso de “tirar de las orejas” pasó ya a la historia.
Y es que no hay nada como chillar en Madrid para que a uno le oigan. Ahí tienen ustedes a Sánchez de León, nuestro vecino, que chilla largo y tendido diciendo que “rompe la baraja regional” de UCD… y la baraja está en medio rota. Y es que no hay nada como chillar en Madrid para que a uno le oigan.
Existe el peligro de que el ministro, que viene de los países nórdicos, pueda hacerse el sueco o el noruego, que para el caso es lo mismo, pero ahí está la frase rotunda de don Jaime, que suscribimos muchos cacereños, de: “Ha llegado la hora de demostrar al país que Cáceres también cuenta.” Pues adelante, y conste, que si consigue lo del canon, llamaremos al presidente, de aquí en adelante, “Don Jaime el conquistador”, porque se lo merecería.
Ya era hora de que nuestros políticos se hagan oír en el foro —entendiendo por foro Madrid—, porque bien contados, entre la mucha baraja de ellos que tenemos y mantenemos, si me quita usted a Pedro Cañada, que de vez en cuando la organiza, y algún otro más, el resto parece que están afónicos y no suelen decir “esta boca es mía”, o si lo dicen, no hay quien se entere, lo que suele ser mucho peor.
Don Jaime ha logrado, de momento, que se le oiga —que no es poco— y esperamos que el ministro Bayón —dicho sea sin ánimo de ofender— no nos resulte como el “bayón” de aquella película famosa “Ana” que era sólo música, rítmica y atractiva, pero música al fin y al cabo.
Diario HOY, 18 de octubre de 1980

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