miércoles, 14 de junio de 2017

Rabia, rabiña


Aquí, en nuestra región, tenemos “arrancadas de caballo andaluz y paradas de borrico manchego”, por eso me complace a mí que alguna vez seamos los primeros en algo positivo, porque en lo negativo estamos hartos de serlo. Somos los primeros —empezando por la cola— en renta per cápita, en industrialización y en tantas cosas negativas que a uno no puede por menos que llenarle de gozo el que lo seamos en algo positivo, como es en las cartas geográficas —vulgo mapas— en lo que Extremadura es la primera región española que tiene un mapa común de su territorio realizado por el Instituto Geográfico Nacional, y editado ya, a la escala de 1/300.000.
Regionalmente no podemos presumir de autonomía, porque por delante van Cataluña, Vasconia, Galicia y tantas otras regiones, pero somos los primeros que geográficamente han logrado un mapa común de su territorio regional y podemos muy bien el darles el “rabia, rabiña” a catalanes y a vascos que, si han logrado unas autonomías sustanciosas, no tienen aún un mapa tan bonito y acabado de sus respectivas regiones como lo tenemos nosotros… No, si cuando nos ponemos a algo…
Recuerdo que la necesidad de tener un mapa común surgió en aquellas jornadas anuales que se hacían de “Extremadura en la escuela” y fueron los propios escolares y sus maestros los que vieron la necesidad de tener un mapa común de las dos provincias para explicar muchas cosas de ella, y poderla estudiar conjuntamente. Recordamos también que en aquel entonces hubo algunos maestros que recabaron los dos mapas provinciales editados por Cáceres y Badajoz, que dicho sea de paso fueron el primer trabajo serio y actualizado cartográficamente de ambas provincias, para recortarlos, unirlos y formar un improvisado mapa regional sobre el que vienen trabajando ya muchas escuelas de la región. También en entrevistas que se hicieron entonces, estos maestros y escolares expresaron la necesidad de que se editara el mapa regional, necesidad que ahora ha sido atendida por el Instituto Geográfico.
La escala de aquellos mapas regionales era distinta: recordamos que se hacían en 1/250.000, y la actual del actual conjunto es de 1/300.000, pero los primeros, estamos seguros, han servido de base para el que se traza actualmente.
¿Qué para qué sirve el mapa? Pues, entre otras cosas, para que los escolares sientan esa unión en la que los mayores andamos reacios.
Diario HOY, 23 de enero de 1981

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