domingo, 11 de junio de 2017

Renovarse o…


Aparte del chiste ingenuo que tal día como hoy suele contarse y repetirse a los pequeños. Chiste tradicional y siempre renovado, eso de que: “ha llegado a la ciudad un hombre con más ojos que días tiene el año”, por aquello de producirles el asombro y luego decirles que al año sólo le queda un día, y si el hombre no es tuerto, tiene al menos dos ojos, poco más se ha renovado en este mundillo infantil de las vacaciones, y prueba de ello es la queja de los propios pequeños del “rollo” que viene soltando la “tele” en estos programas de retazos que para estas fechas vacacionales les ha preparado la pequeña pantalla. Aun estimando que a los niños, según dicen los pedagogos, les gusta oír una y otra vez el mismo cuento, tenemos que decir que los programadores de televisión no han tenido mucha fortuna en esta vacaciones escolares, y sobre todo han tenido hasta ahora muy poca originalidad en los programas infantiles.
¿Qué pasa con nuestra “tele?... Por nuestra parte creemos que pasa, que como no hay otra, seguirá siendo siempre, como ha dicho algún humorista, “la mejor televisión de España”. Precisamente ahí es donde estimamos que radica el mal, en el monopolio por parte del Estado de la pequeña pantalla. Los monopolios suelen matar el estímulo y los medios como la televisión corren el peligro de adocenarse con ellos, No sabemos qué sucede exactamente en otros países de Europa, pero sí que en cualquier país americano hay un montón de emisoras de televisión, aparte de los canales estatales, que ofrecen programas muy diversos y por ello estímulos a los televidentes a ver este o el otro canal. México tiene 13 canales de televisión; Norteamérica le supera y hasta tiene algunos en castellano…, y así podríamos citar un montón de países más, donde el televidente tiene donde elegir y no tragarse siempre el mismo “rollo”.
Sabemos de entidades y particulares que de tiempo tienen solicitados canales de televisión, pero ese aspecto aquí esta “congelado” y no hay forma de que esos permisos sigan adelante. Estimamos que, con el monopolio televisivo, el Estado, la Administración, o quien sea, recoge en publicidad muchísimos millones de pesetas que deberían obligar a este medio a comportarse mejor con sus seguidores. No sé si la entrada en el Mercado Común —que cada día está más lejana— obliga también a desmontar este monopolio, pero debería irse pensando en ello para desterrar la pereza mental de los programadores o de los responsables, que al modo de ver de alguno tienen menos agilidad mental que un topo paralítico. A ver si con el nuevo año podemos decir: “Año nuevo, “tele” nueva”.
Diario HOY, 30 de diciembre de 1980

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