(Incluida en el libro
“Ventanas a la Ciudad”)
Para muchos de los que ahora llegan a Cáceres no queda otro rastro de
lo que fue el Cine Norba que el nombre del edificio que actualmente ocupa su
antiguo solar. Pero merece la pena que hoy, uno de febrero, tengamos un
recuerdo para aquel cine —segundo que hubo estable en Cáceres— que precisamente
se inauguró tal día como hoy del año 1934. El Norba estuvo 33 años “sirviendo”
puntualmente a los cacereños y se cerró un día 31 de julio de 1967. Pensamos
que esos casi siete lustros sirvieron de algún modo para formar el gusto por el
cine de muchos convecinos, por lo que no está de más recordar al desaparecido
Teatro Norba Cinema, que era el título que en un cartel de cemento figuraba en
su portada, sobre amplia marquesina.
Hemos dicho que fue el segundo cine estable que hubo en Cáceres, dando
el primer puesto al Gran Teatro —que todavía existe—, pero tenemos que aclarar
que hubo otras improvisadas salas de proyecciones en la ciudad desde los
primeros albores del cinematógrafo, como creo fue una barraca en San Juan, el
establecimiento teatral de la calle Peña, que esporádicamente fue cine, y hasta
alguna otra barraca en la plaza de la Concepción.
Pero el primer cinematógrafo de lujo, hecho para proyección de
películas principalmente —aunque en alguna ocasión sirviera para hacer teatro o
para lugar de mítines políticos, por cuyo escenario pasó hasta José Antonio
Primo de Rivera— fue el Norba, que era el nombre abreviado por el que se le
conoció, tomado de la colonia romana de la que Cáceres desciende y por
sugerencia, según me contó don Juan Pérez (su propietario), del profesor don
Antonio Floriano.
Sería largo referirnos a la repercusión social que para
entretenimiento del ocio, y aún para la formación de la juventud de entonces
tuvo este cine, por lo que sólo vamos a dar dos datos en el deseo de fijar la
pequeña historia del Cáceres recientemente ido.
El Norba se inauguró con la película “La amargura del general Yen”,
que protagonizaba Bárbara Stanwyck, y cuyo precio de butaca fue de 2,50 ptas,
dinero que entonces era casi privativo. Tras de 33 años de funcionamiento en el
que ocurrieron anécdotas que en alguna ocasión contaremos a ustedes, pero que
ahora sería largo relacionar, el cine se cerró cuando ya existían en Cáceres
bastantes salas de proyecciones y el negocio de la proyección comenzaba a no
ser rentable. Se proyectó entonces, como última película y en casi una
despedida sin pena ni gloria, la titulada “Cuando ellas enredan”, protagonizada
por Eddie Constantine. El precio de la butaca de patio se cobró a 20 pesetas y
el del anfiteatro a 11 pesetas, precios, ya habituales en el resto de la salas
de proyección cacereñas.
Es, si se quiere, un recuerdo nimio de una historia doméstica, pero
estamos seguros que a muchos cacereños que vivieron aquello les gustará
recordarlo.
Diario HOY, 1 de febrero de 1981
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