La “ventana” del pasado domingo llegó a los lectores con el alféizar
roto; o sea —para entendernos— que la parte final quedó cortada y la narración
interrumpida, como en las viejas “hojas del calendario” en las que ponían al
final: “La solución mañana”. Lo malo es que como en dicha “ventana” no se puso
esa coletilla final, el lector se habrá preguntado: ¿Y qué pasó aquí? Pues
bien, el “ventanero” tratará ahora de justificarse con ustedes recurriendo al
socorrido dicho: “Es que esos diablillos de las redacciones, seguro que andaban
jugando con las tijeras y dieron el tijeretazo sin ofrecer explicación ninguna
a los seguidores de la “ventana” ni al propio ventanero”. El “ventanero” lo
lamenta sinceramente y ahora está un poco mosca, porque los referidos
diablillos la han tomado con esta sección y no gana uno para justificaciones.
En fin, como lo iniciado hay que terminarlo —siempre que los
diablillos nos lo permitan— les diré que en aquella “ventana” rota me estaba
refiriendo a cuando en los cines de Cáceres, porque el público aplaudía a las
canciones de las películas, el operador había de rebobinarlas y repetir el
cantable. Esto era para él una lata, porque el proyector se movía a manivela,
pero duró por costumbre hasta que una empresa automatizó el sistema de proyección
y, con gran indignación de los cacereños de entonces, hubo que poner unos
carteles en los que decía: “Advertimos al respetable, que por el sistema
automático de proyección, no podremos repetir los cantables de las películas,
aunque se aplauda.”
Eso era todo y con ello queda completa la “ventana” defenestrada por
los diablillos; esperemos que el de las tijeras sea esta vez más comedido y no
le pegue otro tijeretazo, porque si no, no habría más remedio que cerrar la
ventana y reunirnos en cualquier sitio para que les complete la historia o les
cuente otras como éstas sin que el diablillo nos moleste.
Diario HOY, 19 de mayo de 1981
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