(Incluida en el libro
“Ventanas a la Ciudad”)
Alguna vez hemos dicho que las minas de Aldea Moret dieron lugar a la
primera gran industria que se montó en Cáceres y que durante casi un siglo
proporcionó el pan a muchas familias cacereñas que fueron las que hicieron la
barriada que inaugura, allá por los años de 1875, el jurisconsulto y político
español, que le dio nombre, don Segismundo Moret y Prendergast, que fue varias
veces ministro, así como el creador —siéndolo de Hacienda y Ultramar— de la
cédula personal, primer documento nacional de identidad que tuvimos los
españoles. También hemos dicho que aquella industria de transformación de
fosfatos nos la dejamos ir sin pena ni gloria recientemente, por el “ciento
volando” de las que pudieran venir al Polígono Industrial. Pero no es a eso a
lo que vamos a referirnos, sino a un dato que creemos desconocen muchos
cacereños, incluidos los que viven en dicha populosa barriada: ¿Quién fue el
que descubrió y denunció la mina de fosfatos, la que dio origen a aquella
industria y barriada? Pues bien, aquella mina la descubrió y denunció el señor
Lorenzo “el Fraile”, que antes de colgar los hábitos se llamó fray Francisco
Lorenzo Acuña, natural de Miezas (Salamanca), quien tras secularizarse se casó
en Cáceres, donde abrió un ultramarino y hasta fue comisario de policía cuando
mandaban los liberales, ya que en dichas filas políticas militaba.
El señor Lorenzo “el Fraile” gustaba de pasear con su yerno, Acisclo,
por el Calerizo y una tarde que estaban sentados en un peñasco se fijó en una
piedra blanquecina que, analizada, resultó ser un ejemplar riquísimo de fosfato
calizo. Como era hombre listo y emprendedor, denunció la pertenencia minera que
más tarde se llamó “La Abundancia” y que, andando el tiempo, dio lugar a la
industria y a la barriada que nos ocupa y contribuyó, con su importancia a que
pasara por aquí el ferrocarril Madrid-Lisboa, enriqueciendo de paso al señor
Lorenzo y a sus descendientes.
El resto de la historia es ya más conocido, puesto que a la
inauguración del ferrocarril y de la mina, en 1881, vinieron los reyes de
Portugal y España, y Cáceres trocó su nombre de villa por el de ciudad que
ahora tiene. El descubrimiento había ocurrido en 1864, ya ha pasado más de un
siglo, y aunque la mina dejó de explotarse, justo es reconocer que el señor
Lorenzo tuvo mucho que ver en el asunto.
Diario HOY, 1 de mayo de 1981
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