jueves, 22 de junio de 2017

De la invención de la lluvia y otras zarandajas


Desde luego las próxima rogativas de la lluvia, según los propios ganaderos y agricultores, se harán al empresario de toros Luis Alviz, porque es el único que sabe organizarlas como es debido. No importa que el festejo lo organice otra empresa subsidiaria, porque si está Luis al medio, la lluvia acude con una atracción irresistible. Precisamente el pasado día de San José, cuando comenzaba la novillada inauguración de la temporada, al primer toque de clarín la lluvia comenzó, aunque tímidamente, a salir de su “chiquero” de las nubes y más o menos hasta ayer fue la protagonista más comentada del día con intermitencias que, si no fueron las lluvias torrenciales que muchos deseaban, nos proporcionaron un riego que vino muy bien a todos… a ver si se cumple eso que reza para el mes de abril —que ya está próximo— de “Las lluvias de abril, todas caben en un barril, pero si el barril se quiebra, ni en la tierra”. Que se quiebre el barril y que la lluvia siga.
Capítulo aparte es el festejo taurino que debió tener, a juzgar por el poco público, sus quiebras económicas y no sabemos si los agricultores y ganaderos deberían de algún modo corresponder a esa “gentileza de la empresa taurina” con alguna subvención o ayuda por haber traído las lluvias a toque de clarín…, pero en eso no debemos entrar, porque tampoco “la rogativa” a Alviz fue de carácter oficial, sino más bien oficiosa.
Se dice —y esto es cultura— que la lluvia la “inventaron” los iberos, porque lo que inventaron los celtas fue el paraguas, de ahí que cada gallego tenga el suyo por una tradición atávica a la que no puede resistirse. Como los iberos andaban siempre a “hacerles la pascua” a los celtas, sólo hacían llover sobre ellos, por lo que un afilador de Orense —hombre avispado y trotamundos— hizo unas varillas de unos cuchillos viejos, les puso una tela que había comprado al pasar por Torrejoncillo y el paraguas quedó inventado; luego, cuando hicieron la agrupación de la Celtiberia, hubo paraguas y lluvias para todos, por lo que para mí estos provocadores de lluvia, como Luis Alviz,  son de procedencia ibera y no celta, pero la tradición consciente de provocar la lluvia está totalmente perdida como se perdió la cultura ibérica… Conste que todo esto me lo ha contado mi buen amigo Juan Tapia y no será verdad, ¿pero a que suena bonito?
Diario HOY, 21 de marzo de 1981

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