jueves, 29 de junio de 2017

Del rosa al negro


A uno le dan cada disgusto que es lógico que no queramos ver la prensa ni la “tele”, por aquello de que nuestro hígado sufre con las muchas noticias negativas que, porque se producen, tenemos que recoger en los medios de información y, como la tendencia normal es la de hacer el avestruz —que dicen mete la cabeza en la arena para no enterarse de nada— luchamos con ese instinto para que el hígado no se nos altere, por aquello de la bilis, etc…
Pero hay medios caritativos que tratan de dorarnos la píldora y, por aquello que el que no se conforma es porque no quiere, nos dicen cosas halagadoras y peregrinas que suelen tener su gracia. Y conste que no soy yo de los que ven negruras por todos lados, pero me ha hecho gracia el comentario de la “tele” que oí en su nueva sección “Al cierre” en la que nos hablaron de que el dólar se nos ha puesto más caro, por no decir que la peseta ha bajado frente a él, y entre las desventajas nos señalaron el que los que viajen a los Estados Unidos “tendrían un pelín” más caro el viaje, aunque en seguida y como contraposición, nos dijeron que ello tendría la ventaja de que al ser más barato para los norteamericanos el venir a España, por costarles menos todo, en compensación vendría más turismo del área del dólar. Conste que yo no pienso viajar a los Estados Unidos, ni tampoco soy comprador de dólares como para preocuparme grandemente por la noticia, como creo que ocurrirá a una gran mayoría de mis convecinos, aunque los hay que se preocupan por todo.
Ayer, un cacereño que comentaba eta noticia, decía: “¿Que ha bajado la peseta?... ¡Hombre, a ver si baja lo suficiente como para que yo alcance alguna, porque estoy sin blanca!”. También hay almas caritativas que andan diciendo que bajará hasta la gasolina. Pero eso es menos creíble que el que el canon de compensación del abastecimiento de aguas de Cáceres va a quitársenos. Ya salieron los técnicos del abastecimiento echándonos un jarro de agua fría (que es lo suyo, porque de agua se trata) diciendo que tendremos “canon” para nosotros, para nuestros hijos y para los hijos de nuestros hijos, a lo que habrá que contestar “amén” porque hasta parece una frase bíblica. Aclaro que nos estamos refiriendo al “canon” del agua, no al de don Jaime que ese, quizás, por compensación, sí que andan a quitárnoslo o retrasárnoslo cuanto puedan. Es más, me da a mi hasta miedo tratar de uno y otro porque, como estamos en un país de sordos, a lo mejor —interesadamente— toman el rábano por las hojas y nos quitan el de don Jaime basándose en que han entendido mal la petición.
Diario HOY, 7 de mayo de 1981

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