martes, 20 de junio de 2017

Diálogo de sordos


Ejemplo clásico de un diálogo de sordos, es el de aquellos dos amigos hipoacúsicos que se preguntaban:
“—Qué, vas de caza?
—No, voy de caza.
—¡Ah, creía que ibas de caza!”
Pues bien, el pueblo, nuestro pueblo, comienza a decir que entre los políticos que intentan gobernarnos, los que están en la oposición, y el propio pueblo lo que hay en realidad es un diálogo de sordos que comenzó casi con la democracia y, aunque en alguna ocasión —como en el cuento— ambos hablan de lo mismo, no acaban entendiéndose, porque nadie escucha lo que el otro dice.
Hay que reconocer que una de las cosas más difíciles es saber escuchar y que precisamente esa cualidad es esencial para lo que podríamos llamar el juego de la democracia y de la convivencia: escuchar lo que los demás dicen, entenderlo y pedir a cambio que nuestra propia opinión sea también escuchada por el interlocutor… Pero: “¿quién le pone el cascabel al gato?”, o traducido a nuestro ejemplo: “¿Quién le pone el “sonotone” al sordo?” Esa es la dificultad, porque mientras el pueblo tiene mejores entendederas de las que se pueden imaginar, muchos de los que mandan acaban no entendiéndolo.
Hay algo en lo que el pueblo puso énfasis en esa noche del 23 y en las fechas que la siguieron: trabajar cada cual en lo suyo, porque el futuro se hace trabajando —todavía no se ha encontrado otro método— y aportar con ello y con su serenidad ese pequeño granito de arena que servirá para construir la futura España. Así se manifestó el pueblo, con toda sencillez. Pero hubo que pedirle que se manifestara después en las calles —yo opino que esta segunda manifestación, por ser “albarda sobre albarda”, no era precisa— pero en fin, no estaba de más; pero sin embargo hay algo que comienza a preocupar a los cacereños, al pueblo en general, y es el que cada cual vuelva a su “tajo” y comience a cumplir aquello de: “A Dios rogando, y con el mazo dando”. En cuanto al Gobierno y los políticos también. El primero afianzando el toro por los cuernos, o gobernando que debe ser lo suyo, y en cuanto a los políticos de cualquier color ayudando a los primeros a llevar la nave adelante, ya que lo prometieron en los peores momentos, y no perdiéndose en disquisiciones filosóficas de otras soluciones que podrían buscarse Si se encontró esa, vamos a ver si da resultado aunque hay que comprar “sonotones” para todos.
Diario HOY, 5 de marzo de 1981

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