Estos días se está dando un caso curioso, y es que los cacereños llegan
tarde al trabajo, o si llegan a punto vienen como sonámbulos, con ojeras, limpiándose
los ojos de las marañas matinales —aunque se hayan lavado, que uno no puede
dudar del aseo de sus paisanos—, pero sin espabilarse hasta bien entrada la
mañana… ¿Qué es lo que viene sucediendo? La cosa es bien sencilla: que
trasnochamos mucho, pero todos, y que el “trasnoche” no es culpa de la “mala
vida” que llevamos, porque el sueldo no da para tanto, sino por culpa de la “tele”,
que tras el serial de “Joseph Balsamo”, de los Grandes Relatos, nos pone el “serial
de la investidura”, que a juicio de la mayoría está más emocionante que el otro
y, el que más y el que menos, se queda a ver los dos seriales y a la mañana
siguiente se le “pegan las sabanas”.
Como hay opiniones para todos los gustos, algunos nos han dicho que la
televisión debió haber programado antes el segundo serial, o sea, el de la investidura,
y dejar para más tarde el de los Grandes Relatos… Pero pensamos algunos que, de
haberlo hecho así, “Joseph Balsamo” se queda más solo que la una, por lo que el
“aliguí” de la prolongación de jornada televisiva y de la de irse a la cama las familias radica
precisamente en el acierto —bajo el punto de vista televisivo— de haber
programado como último el segundo “gran relato”, el de la investidura… Dicho
sea con todos los respetos… ¡porque hay que ver lo bien que se lo pasan los
televidentes con el segundo!...
Es más, si la televisión, que siempre se está quejando de falta de
presupuesto, hubiera logrado en esta última información algunas cuñas
publicitarias, hubiera ganado sus muchos millones Nos lo decía un amigo: “Menudo
negocio se hacía si entre la intervención del señor Carrillo y la del Señor
Fraga —ponemos por caso— saliera el “hombre blanco” de un detergente diciendo: “Señora,
¿su marido es parlamentario?, pues díganos con qué le ha lavado la camisa˝… Y
la señora del parlamentario respondiera: “Con Blanquín, que da un brillo
natural que deslumbra”, para terminar diciendo el hombre anuncio: “Es que con Blanquín
se vota más blanco… ¿Y a quien se lo dijo, señora?”… “A mi prima Luisa, cuyo
marido es parlamentario del PSOE, y a mi amiga Lola, que tiene a su marido en
el grupo independiente”… En fin, terminaba mi amigo, como se ve es que en
Madrid no hay vista comercial. Si esto lo llegan a montar en Cataluña ya verías
tú cómo lo hubieran hecho con otros criterios.
Como ven, hay opiniones para todo.
Diario HOY, 21 de febrero de 1981
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