martes, 27 de junio de 2017

El beso de Gustavo Deloor


Ahora que Cáceres va a servir de nuevo de etapa en la Vuelta Ciclista a España, bueno será recordar alguna anécdota de ocasiones anteriores en la que nuestra ciudad fue también meta de dicha prueba. Dicen los compañeros que escriben de deportes que la vuelta ha pasado por Cáceres sólo tres veces contando la actual. Yo no quiero discutir con nadie, y menos de memoria, pero tengo para mí que la Vuelta Ciclista a España ha pasado por nuestra ciudad bastantes veces, y en lo que ya no entro es en si la etapa o sólo meta pasajera.
Pero dejando ese aspecto para los especialistas, lo que sí quiero contarles es un sucedido, lógico en el Cáceres local  recoleto, ocurrido en una de esas primeras vueltas. Creo que fue en la del año 36, y la recuerdo con la mentalidad de niño que oía hablar a los mayores de los acontecimientos locales sin entenderlos mucho.
Nuestro Cáceres era entonces mucho más provinciano que ahora, y mucho más aislado de las corrientes modernas. Era todavía el Cáceres en el que ir a Madrid era casi una aventura y el chaval al que sus padres llevaban a la capital de España venía “fardando” lo suyo.
Esto puede dar idea de lo recogido de nuestra sociedad, bastante “pacata” y a la que cualquier innovación les salía de ojo, así como el impacto que un acontecimiento de la categoría de una “Vuelta Ciclista nacional” causaría en esa sociedad recogida. Los chavales estábamos locos por ver a los grandes corredores, con Cañardó a la cabeza. El que tenía bicicleta procuraba decir que su manillar era de carrera, etc., etc.
Pues en este escenario se montó la etapa cacereña, teniendo preparada a una joven belleza local —que creo que había sido “miss” Cáceres— para que entregara el ramo de flores al vencedor. Todo Cáceres estaba concentrado para presenciar el acontecimiento. El vencedor fue un belga que creo se llamaba  Gustavo Deloor y al recibir el ramo —como la cosa más natural— le “cascó” un beso a la belleza local, con el asombro de ella y del todo Cáceres que presenciaba la prueba y que no estaba acostumbrado a tan “tremendas libertades”. No hubo “excomunión” para el belga, la chica y la organización de milagro, pero casi hubo amenaza de ella y estamos seguros que si la prueba no sigue al día siguiente alguien hubiera retado a duelo al corredor belga por tomarse tanta libertad. Para que vean ustedes lo que va de ayer a hoy.
Diario HOY, 25 de abril de 1981

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