Yo que me he visto todas sus películas de cuando era “cow-boy” o
vaquero —para decirlo en cristiano—, no puedo perdonarle a Ronald Reagan, eso
de que su primera medida de gobierno —o una de las primeras— haya sido decretar
el suprimir el bilingüismo a escala oficial en los Estados Unidos. Para
entendernos, suprimir la enseñanza del español que, sin embargo, Carter —que
parecía menos amigo nuestro y menos peliculero— había decretado con muy buen
sentido, si tenemos en cuenta que mucha de la población de Estados Unidos es de
origen hispano y hablan —en muchos casos exclusivamente— el español.
Precisamente de este problema nos habló en alguna ocasión el sacerdote
cacereño don Marcelo Blázquez, que es un “pater” en dos prisiones del Estado de
Albany, en las que se daba el caso de que —antes de estar él— las cartas
dirigidas en español a los reclusos se rompían, simplemente por no llegar en el
idioma oficial, asunto que solucionó el bilingüismo porque también el español
se aceptaba como tal idioma oficial. Ahora no sucederá así y a mi, que he
seguido la carrera de actor de Reagan y hasta le he admirado en sus cabalgadas
y tiroteos, me duele que mi ídolo peliculero me salga un poco “rana”.
Y conste que no me lo explico, porque cuando lo de los rehenes, él
saludó y habló en español a uno de ellos, a James López, que era de origen
español o hispano, porque parece que Reagan habla algo el español (aunque luego
se quede en que sabe decir: hola, adiós, gazpacho y chuchara) en fin, que yo me
sentí orgulloso con que hubiera hecho esa “machada” y me dije: “Si por algo lo
tenía yo de ídolo peliculero”.
Yo reconozco que estas cosas del cine tienen sus quiebras, y mi ídolo
unas veces ha hecho de “bueno” y otras de “malo”… y no lo hacía mal en ninguno
de los dos papeles… Si ahora en la vida de presidente va a ser “bueno” o “malo”,
ya lo diremos cuando acabe “la cinta”…
Lo que sí haría, si yo tuviera mando, es decretar que en las bases
americanas de España no se hablara oficialmente más que el español… y si
ustedes quieren y para ponérselo más difícil, español y euskera… Para que se
fueran enterando… Pero, en fin, habrá que esperar a saber cómo acaba la película
del presidente.
Diario HOY, 6 de febrero de 1981
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