viernes, 30 de junio de 2017

El “modernismo” de las comisiones de feria

1963 - Plantilla de personal de Norba y Gran Teatro
Ahora que casi tenemos nuestra feria de mayo en puertas, bueno será reconocer que de antiguo las viejas comisiones de festejos que precedieron a la actual —hablamos casi de principios de siglo— promovieron a nivel popular muchos de los inventos que estaban entonces, como quien dice, recién hechos. Así, en nuestras ferias, los cacereños de aquel entonces pudieron ver los primeros globos aerostáticos; los primeros aviones o aeroplanos —como entonces se decía— con demostraciones como las de Henry Tixler, que vino varias veces, con uno de aquellos cacharros voladores que se deshacían con cualquier golpe, pero que ilusionaba a la concurrencia, y lo mismo podríamos decir de las primeras exhibiciones de cine mudo que solían hacerse ante el Ayuntamiento, a plaza llena y sobre una pantalla improvisada en lo alto de la escalinata para que la viera todo el mundo.
El cine arraigó aquí desde los primeros momentos y hubo casetas desmontables en San Juan, y creo que en la plaza de la Concepción, donde los cacereños vieron las primeas películas de aquel entonces, movida a manivela, y donde se formaban los primeros “operadores” que luego fueron famosos en Cáceres, como Toribio López “Tori”, aunque luego no siguiera por esa profesión, y el famosísimo señor Pulido, más conocido por “Petola” que fue el maestro de operadores cacereños, hasta que se jubiló no hace tantos años. Es más, ya con el cine sonoro y en las primeras salas cerradas y permanentes que hubo, “Petola” era una personalidad popular, hasta el punto de que cuando había carreras de “cow – boy”, el público exclamada, animándole —ya que la cinta se movía a manivela—: “¡Siguelá, Petola!” con el fin de que no se parara.
Hay algo que muchos no creen en la actualidad pero que nos consta ocurría, en el mismo “Gran Teatro” que todavía existe, cuando se ofrecían películas musicales, Tras de cada canción el público aplaudía pidiendo se repitiera (como si el cantante lo hiciera en vivo) y el bueno de “Petola” paraba unos momentos, rebobinaba el filme y volvía a poner la canción aplaudida. Puedo afirmar que con las películas de tangos de Gardel, las peticiones de repetición eran continuas, y hasta que causó cierta indignación el que una de las empresas que lo explotaba (creo que la SAGE), al cambiar los proyectores por otros automáticos, tenía que poner carteles en los que se decía: “Advertimos al respetable que
Diario HOY, 17 de mayo de 1981

NOTA.- El final de esta Ventana salió cortado y se completa y explica en la Ventana siguiente.

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