En la “ventana” del pasado día 8 comentábamos el hecho ocurrido en la
Hostería del Comendador. Tras narrar cómo a un escolar le habían pedido diez
pesetas por un vaso de agua, decíamos textualmente: “desearíamos equivocarnos y
que alguien nos dijera que estábamos errados (sin hache) y que tal noticia no
se había producido”. Hacíamos también unas consideraciones sobre la función de
las hostelerías y paradores nacionales que habían surgido para promocionar el
turismo y no para cargárselo, — preguntando al final si sucedía algo de esto en
nuestra hostería… Bien sabe Dios que nuestro deseo es que la hostería funcione
con arreglo a los principios que nosotros estimamos fueron los de su creación
—ya expresados— y no lo contrario. Así las cosas nos complació recibir una
carta firmada por el delegado de personal de dicha hostería, don Francisco
Bernabé. Al rasgar el sobre nos dijimos: “Sin duda don Francisco nos va a
aclarar todo y nosotros vamos a tener mucho gusto de insertar sus declaraciones
y sus propósitos de ese magnífico funcionamiento de la hostería que todos
deseamos”. Pero imaginen cual ha sido nuestro asombro al comprobar que en la
carta del señor Bernabé se nos indica que a otro medio de difusión se ha
enviado un informe de cómo ocurrieron los hechos (pero que a nosotros no nos
explica ni aclara), y agrega refiriéndose a nuestra “Ventana” anterior: “En ese
comentario se hace un breve comentario de todo lo que se ha ido publicando por
algunas partes de la prensa nacional, en contra de nuestra magnífica Red
Nacional de paradores, orgullo nacional” y termina con esta frase: “Sucede algo
de eso en la hostería? Usted, don Fernando, es el más indicado para saberlo ya
que frecuentemente visita la Hostería del Comendador”.
Con eso y unos atentos saludos termina la comunicación del delegado de
personal de dicho centro, comunicación que no viene a aclarar nada de lo dicho,
ni a contestar a ninguna de las interrogantes que planteamos. Cierto que yo
—como otros muchísimos cacereños— frecuento la hostelería, pero ello no puede
servir de argumento a que funcione bien y mucho menos de aclaración de si se
pidió o no ese dinero por un vaso de agua. El hecho de que alguna prensa se
haya ocupado del funcionamiento de la red —orgullo nacional— será, pensamos
nosotros, porque habrá materia para desear que funcione mejor… Decir que como
yo frecuento ese centro debo saberlo, es como decir que le pregunten al
“maestro armero” y darle una larga cambiada al toro de la pregunta en vez de
torearlo la dirección del centro, que es quien tiene obligación de hacerlo,
¡Vamos, digo yo!
Diario HOY, 10 de abril de 1981
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