Tiene Wenceslao Fernández Flores una deliciosa novelita titulada “La
calma turbada”, en la que narra —con el salero que tenía este autor— la verdadera
revolución que ocurrió entre los vecinos de un pequeño pueblo con la llegada de
un equipo de peliculeros para hacer allí unas filmaciones. El que más y el que
menos se creían protagonista de la película y fueron presa de la misma locura
que invadió a don Quijote por leer libros de caballería. Don Quijote se vistió
de cabalero andante y salió a buscar aventuras por los caminos, y los vecinos
de ese pueblecito comenzaron a vivir como si estuvieran protagonizando una
película.
Pienso yo que algo de esto viene ocurriendo en muchos de nuestros
pueblos sin que yo sepa decir cuál es el agente turbador, aunque muchos piensen
que pueda ser el cine o la televisión, que nos sirven violencia a manos llenas.
Por no ir más allá, tenemos la noticia surgida en Mohedas de Granadilla, donde
unos jóvenes de la localidad: Timoteo Rodríguez, Juan Fernández y Pedro
Batuecas, según los partes de la Guardia civil que intervino en el asunto,
comenzaron a hacerle la vida imposible al pobre maestro, don Virgilio, al que
le robaron 700.000 pesetas en joyas, le quitaron posteriormente un ciclomotor y
lo quemaron y, últimamente, comenzaron a mandarle anónimos amenazándole de
muerte si no les daba otras 200.000 pesetas, y firmando como “ETA – militar”.
La Guardia Civil los ha “trincado” y pagarán su culpa, pero pienso yo
que a lo peor el “torcimiento” de estos jóvenes comenzó por juego y, más tarde,
viendo que las cosas les salían bien, que lograban dinero fácil, se han visto
metidos hasta el cuello en un asunto delictivo de “mayor cuantía”. Pienso yo
que todos los delincuentes del mundo, o una gran mayoría, debieron comenzar de
modo similar… y casi como jugando, o como habían visto hacer en el cine o en la
“tele”, porque, oiga, esta última —a mi modo de ver— no acaba de acertar con
sus programas, porque yo veo el “Raskens” ese que nos están poniendo al
mediodía y pienso que, por si era poca la violencia de todo tipo que nos traen
las noticias, tenemos también que enterarnos de las faenas que le hacen a la
pobre familia del “soldado”, lo que sufre su fea mujer y sus hijitos y acaba
uno asqueado de este mundo y deseando “correrle la badana” a todos esos suecos
desalmados… Es más, si hacen una suscripción en beneficio de la familia
“Raskens”, que cuenten con mi óbolo.
Diario HOY, 14 de mayo de 1981
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