miércoles, 21 de junio de 2017

Las “bandoleras”


Las “Bandoleras” era el título de una zarzuela antigua con visos de revista, pero un poco tomando en broma la afloración de mujeres-bandidos a lo Curro Jiménez. También de tiempos en que la mujer comenzaba a irrumpir en los asuntos públicos era el cuplé titulado: “Batallón de modistillas”, en el que una serie de modistillas se tomaban muy “en serio” eso de ir al servicio militar y hasta batirse en el frente, porque estaba reciente la segunda “Gran guerra” y era un modo de tomar en broma la actuación de la mujer en ella….
Pero los tiempos traen otros aires y la dulce compañera que ha sido —y en muchos casos sigue siendo—la mujer, la “media naranja”, se nos está agriando y tomando derroteros que, la verdad, no nos gustan aunque se nos tilde de románticos.
Ya en esta última guerra ha habido los cuerpos auxiliares femeninos, aunque casi todos han sido en el extranjero; hay también el servicio militar de la mujer de Israel, y de otros muchos países, entre ellos los árabes que podrían ser los más reacios a contemplar a la mujer combatiente. Es más, hasta hay una afloración —que nos preocupa— de mujeres terroristas… Pero con todo, no nos agradan esos papeles en el sexo femenino porque no nos explicamos —dígase lo que se diga— mujeres malvadas. Cierto que ha habido brujas, vampiresas, estafadoras y espías… pero siempre con cierta clase y muy aisladas, por lo que no acabamos de encajar a esas “bandoleras” que han aparecido en Cáceres en la calle de la Cruz que, acaudilladas por un individuo, han limpiado de su cartera y otros enseres propios —con intimidación— a un ciudadano. No sabemos si echar la noticia a risa o indignación, porque en el entorno español y como antecedentes no pueden citarse las  heroínas, que tenían unas motivaciones mucho más altas, como podría ser: Agustina de Aragón o alguna otra. Tampoco cabe citar a la Serrana de la Vera que a su modo trataba de vengar un agravio que le habían hecho los hombres.
En fin, que no me encaja a mí el que mujeres de nuestra tierra, aunque sea acaudilladas por el “Curro Jiménez” de turno, desciendan a quitar el tabaco, un bolígrafo y la cartera a un pobre ciudadano, tras de intimidarle… ¿A qué tiempos hemos llegado?, ¿qué ha sucedido para que la dulce compañera que en potencia es cada mujer, se nos convirtiera en “navajera”?... Es un punto de meditación que yo no me atrevo a calificar ni juzgar, pero en el que habría que pensar profundamente, porque una sociedad con mujeres bandidos, que no sean de romance, la rechazo totalmente.
Diario HOY, 17 de marzo de 1981

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