Las cuatro estaciones de Cáceres nos salieron todas chicas. Nos
estamos refiriendo a las estaciones de autobuses que a lo largo de casi
cincuenta años se trataron de hacer en Cáceres y de las que no entró en
funcionamiento más que la última, que también salió pequeña casi desde su
comienzo.
Como suponemos que el Ayuntamiento tendrá que ir pensando en realizar
o una ampliación de la actual o una de nueva planta, es por lo que, a modo
aleccionador —para que no se caiga en los mismos vicios— vamos a recordar qué
pasó con las que llegamos a conocer.
Creemos que hubo algún proyecto anterior a los que vamos a citar, que
tampoco dio resultado, pero de la primera que tenemos idea fue de una que llegó
a construirse entre las calles Moros, o Margallo, y la de Barrionuevo, o José
Antonio, en la confluencia de ambas, al final de dichas calles, y dando vista
ya a la plaza de toros. De todo el esfuerzo que el municipio y los técnicos de
aquel entonces hicieron sólo se logró hacer una especie de edificio con dos
garajes a distinto nivel que, al no servir para el fin propuesto, se empleó
después para diversos usos: almacén, central lechera y carpintería municipal.
Otro de los intentos, con profusión de arquerías, se realizó sobre el
solar donde hoy está el Edificio de Servicios Múltiples, y tampoco sirvió para
mucho porque no se tuvo en cuenta el espacio y, el solar, con parte de otro de
la Diputación, se destinó al fin que ahora tiene.
El último intento fue el de la estación que ahora funciona, inaugurado
cuando era alcalde don Casto Gómez Clemente y que, según tengo entendido,
gracias a sus previsiones pudo agrandarse el primer proyecto, dotarle de
marquesinas y servir —como ahora sire— pero con agobios de espacios, sobre
todo, porque no se tuvo en cuenta un amplio aparcamiento para los autobuses que
tenían que esperar, que ahora utilizan los alrededores, pero que debieron
contemplarse en el proyecto.
Echando nuestro “cuarto de profano a espadas”, nos atrevemos a decir
que de hacer nueva estación debería estar próxima a la de ferrocarril, y sobre
todo intentando que la experiencia negativa sirva para algo.. A ver si llegamos
a la cuarta estación y es la definitiva.
Diario HOY, 8 de febrero de 1981
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