Muchas veces tildamos de cursis a los demás, sin pararnos a escuchar
las razones que puedan tener para hacer o decir algo que a nosotros nos sale de
ojo. En este mundo nuestro, a cualquier
nivel, todos hablamos, pero hay muy pocos que sepamos escuchar, sobre todo
cuando se trata de razones ajenas.
Viene esto a cuento porque en más de una ocasión hemos oído criticar a
nuestros vecinos, los portugueses, por encabezar sus cartas con el tratamiento
de “Excelentísimo señor”, tratamiento que aquí sólo damos a personas que ocupan
altos cargos. Pero si alguno se ha parado a escuchar las razones de los
portugueses para encabezar así sus cartas y criticar el encabezamiento de las
nuestras con el “don”, se habrá dado cuenta de que ambos tenemos razón y de que
tanto pueden ellos tildarnos de cursis, como nosotros a ellos, aunque en ambos casos estemos cometiendo una inconsecuencia.
Resulta que para los portugueses el tratamiento de “don” sólo lo llevan las
personas reales (así don Dionis, etc) por lo que ellos dicen que los exagerados
somos nosotros porque “excelentísimo señor” o “persona excelente” puede ser
cualquiera, pero “don” no es más que el rey, cuando lo tenían.
Tres cuarto de lo mismo viene ocurriendo con el criticar que los
mejicanos escriban “México” con equis, cuando nosotros hemos modernizado la
palabra y lo escribimos con jota. Pues, también tienen razones para hacerlo, y
como hemos visto criticar el que lo hagan, vamos a dar las que a nosotros nos
dieron, precisamente en México. Primero hemos de aclarar que aunque escriben “México”
con equis, lo pronuncian siempre con jota. Por lo que la “cursilada” —de
haberla— sería la nuestra de pronunciarlo con equis. Sus razones son las
siguientes: cuando México se separó de España, el nombre de su nación se escribía
con equis, y ellos respetan el origen histórico y ortográfico de aquella
designación “clásica” que le pusimos los españoles. Luego la ortografía del
idioma ha evolucionado, pero este idioma no es ya patrimonio exclusivo de los
españoles peninsulares, sino de todos los hispanoparlantes, por lo que yo
estimo que es un deber nuestro respetar las razones históricas de origen de la
designación, y si nosotros evolucionamos y cambiamos la equis por la jota ellos
no quieren hacerlo porque su nación se llamó “México” en la época colonial y “México”
quieren que se siga llamando, aunque lo pronuncien con jota. Razón histórica
muy respetable, que pienso yo debemos acatar.
Diario HOY, 2 de mayo de 1981
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