miércoles, 28 de junio de 2017

Las razones de los demás


Muchas veces tildamos de cursis a los demás, sin pararnos a escuchar las razones que puedan tener para hacer o decir algo que a nosotros nos sale de ojo. En este mundo nuestro,  a cualquier nivel, todos hablamos, pero hay muy pocos que sepamos escuchar, sobre todo cuando se trata de razones ajenas.
Viene esto a cuento porque en más de una ocasión hemos oído criticar a nuestros vecinos, los portugueses, por encabezar sus cartas con el tratamiento de “Excelentísimo señor”, tratamiento que aquí sólo damos a personas que ocupan altos cargos. Pero si alguno se ha parado a escuchar las razones de los portugueses para encabezar así sus cartas y criticar el encabezamiento de las nuestras con el “don”, se habrá dado cuenta de que ambos tenemos razón y de que tanto pueden ellos tildarnos de cursis, como nosotros a ellos, aunque  en ambos casos estemos cometiendo una inconsecuencia. Resulta que para los portugueses el tratamiento de “don” sólo lo llevan las personas reales (así don Dionis, etc) por lo que ellos dicen que los exagerados somos nosotros porque “excelentísimo señor” o “persona excelente” puede ser cualquiera, pero “don” no es más que el rey, cuando lo tenían.
Tres cuarto de lo mismo viene ocurriendo con el criticar que los mejicanos escriban “México” con equis, cuando nosotros hemos modernizado la palabra y lo escribimos con jota. Pues, también tienen razones para hacerlo, y como hemos visto criticar el que lo hagan, vamos a dar las que a nosotros nos dieron, precisamente en México. Primero hemos de aclarar que aunque escriben “México” con equis, lo pronuncian siempre con jota. Por lo que la “cursilada” —de haberla— sería la nuestra de pronunciarlo con equis. Sus razones son las siguientes: cuando México se separó de España, el nombre de su nación se escribía con equis, y ellos respetan el origen histórico y ortográfico de aquella designación “clásica” que le pusimos los españoles. Luego la ortografía del idioma ha evolucionado, pero este idioma no es ya patrimonio exclusivo de los españoles peninsulares, sino de todos los hispanoparlantes, por lo que yo estimo que es un deber nuestro respetar las razones históricas de origen de la designación, y si nosotros evolucionamos y cambiamos la equis por la jota ellos no quieren hacerlo porque su nación se llamó “México” en la época colonial y “México” quieren que se siga llamando, aunque lo pronuncien con jota. Razón histórica muy respetable, que pienso yo debemos acatar.
Diario HOY, 2 de mayo de 1981

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