El personal comienza a estar escamado y cuando le hablan de un
“reajuste” de precios ya se malicia que lo que le quieren decir es “subida de
precios”. Es más ya hay quien a las “Comisiones Encargadas de Precios”, que antes
sirvieron para frenar las subidas de algunos, y hasta los más viejos dicen que
aun para bajarlos, se las llama simplemente: “Comisiones Encargadas de Subidas
de Precios”. Por eso se emplea mucho el eufemismo de llamar “reajustes” o
“retoques” a las subidas exageras de precios que el decoro de los que los suben
les prohíbe confesar. Decimos esto porque, la exacta definición de “eufemismo”
es la siguiente: “Modo de decir para expresar con suavidad o decoro ideas cuya
recta y franca expresión sería dura y malsonante…” ¡Y claro que es duro y
malsonante decirle a uno con cuyo sueldo no le “llega la sal al agua”, que le
han subido tal o cual cosa…! Pero el hecho es que las suben y que si el
“eufemismo” sirve para que no nos muramos del susto, puede pasar, pero sin
pasarse “dorándonos la píldora” porque puede ofendernos al pensar que se nos
toma por subnormales.
Sin ir más lejos, en el último pleno municipal se acordó la subida de
las tarifas del servicio de Matadero, contratado con “Mafricasa” que en cifras
globales en algunos casos suponen casi el 90 por ciento y en otros más del 238
por ciento. Seguros estamos que los carniceros, cuando lo hayan visto,
recordarán el viejo Matadero Municipal donde se les cobraba bastante menos y lo
mismo pensará el público, porque esas tarifas y su subida las vamos a pagar los
consumidores. Y no es precisamente la Administración la que dé ejemplo de
parquedad, ya hemos comentado que el nuevo Gobierno es tan realista —dicho sea
con eufemismo— que nos han subido, nada mas entrar, la gasolina y otros muchos
productos y continúa en su marcha ascendente para llenar las arcas en las que
dice el señor Calvo Sotelo “hay sequía”. ¿Pero quién somos las nubes, los
administrados?, porque lo que debe pensarse es que los bolsillos particulares
están bastante más secos que dichas arcas y si de recortar se trata debería
haberse comenzado por los sueldos de los políticos. Por no ir más lejos —y
reconocemos que esto no es artículo de primera necesidad, pero sí un síntoma—
ahí está la subida de las licencias de caza y pesca que de un golpe han subido
el 78 por ciento. Si esto sigue, ¿qué va a quedarnos?, el no salir de casa para
no hacer gastos, aunque ya nos irán a cobrar al propio domicilio, y pasar de
ser un pueblo “extensivo” y abierto a ser un pueblo “estabulado” (dicho sea sin
ofender) para aguantar las excesivas alegrías de sueldos políticos, autonomías,
etcétera, etcétera.
Diario HOY, 2 de abril de 1981
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