Tengo que confesar que estoy con la mosca en la oreja sobre las
tarifas que van a cobrar los bancos por la domiciliación de recibos. De momento
se dice que no se cargarán al usuario, sino a la entidad que los expide, pero
en los dimes y diretes que se vienen pulsando se ha llegado a decir que el no
cobrarle al usuario es “sólo de momento”, que más a la larga, habrá de
cobrársele algo. Y por eso no paso.
Yo recuerdo que no hace mucho, el Ayuntamiento y otras sociedades y
entidades con recibos que cobrar (Telefónica, Compañías Eléctricas, etcétera,
etcétera) tenían sus propios cobradores cuyo trabajo pagaban ellas; unas veces
era un pequeño tanto por ciento sobre el recibo cobrado que en otras había ciertos
acuerdos con los “profesionales” del cobro, que iban domicilio por domicilio
cumpliendo su trabajo. Recuerdo que en el caso del Ayuntamiento solía ser algún
guardia que aprovechaba horas fuera de servicio para arrimar unas pesetillas a
su sueldo por “cobranzas”. Cierto que en la mayoría de los casos, estos agentes
del cobro “tenían mucho que patear” por el “vuelva usted mañana”, por lo que a
estas entidades les vino de perlas el domiciliar en un banco el cobro de
recibos con lo que se ahorraban —ellos y no los “paganos”— un cobrador y su
sueldo. Si ahora el banco quiere también cobrar por hacer de “cobrador”, que
sean esas entidades, oficiales o particulares, las que justamente corran con el
pago y no los vecinos que no nos hemos embolsado un solo duro por la comodidad
que los bancos ofrecieron… Por todo ello a mí me escama esa segunda parte de
que “más a la larga el usuario deberá pagar una parte de este servicio”, porque
estamos acostumbrados a que en este país acaba tomándose el rábano por las
hojas y se nos acabe convenciendo de que la comodidad se le da al usuario y no
a la entidad que libra el recibo, que “de menos los hizo Dios” y aquí —aun con
sequía— “llueve muchas veces sobre mojado” y sobre todo que los derechos del
pueblo llano —“del paganini” para entendernos— se les acaban olvidando a todos
y como el pueblo llano debemos tener una “cara de tontos” descomunal, nos
acaban engañando “los listos” de siempre con democracia, sin democracia, en la
democracia y antes y después de la democracia. Por otra parte, pienso yo, que
cuando había “cobradores” había una serie de personas de humilde condición que
ganaban unas pesetejas con ello, si los bancos le quitaron ese pequeño “comedero”
sus razones tendrían, por lo que ahora no debemos ser nosotros los que acabemos
pagando.
Diario HOY, 14 de marzo de 1981
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