lunes, 19 de junio de 2017

“Recauchutado” político


— “A estos los conozco yo”, dijo el señor Juan cuando comenzaron a salir los rostros y biografías de los nuevos ministros, nombrados por don Leopoldo Calvo Sotelo.
La cosa sucedía en un ruidoso bar popular, mejor diríamos taberna, en la que el ruido no permitía oír lo que la “tele” —que es a la que nos referimos— comenzó a dar la noticia. Cierto que sólo se veían las “estampas” porque el comentario lo tapaba el ruido.
“Cefe”, el taxista, que es el que suele explicarlo todo, aunque siempre con ejemplos basados en su quehacer profesional, le aclaró:
— Son los nuevos ministros, señor Juan, que usted no se entera de nada.
— ¿Cómo nuevos?. insistió el señor Juan. ¿No eran ya ministros con el “conde Suárez”?... ¿Pues dónde está la novedad?
— Lo eran, señor Juan pero los han “recauchutado” de nuevo y vuelven a serlo ahora —continuó aclarando “el Cefe”.
— ¿Pero no tenían otros?, porque a mí solo me suena a nuevo ese Ortiz de Obras Públicas.
Ni qué decir tiene que la conversación se generalizó, pero así todo “el Cefe” siguió con su “cátedra de sapiencia”.
—Debe pasar, digo yo, como con el taxi, que entre los que tenía que elegir no los había profesionales, o sea que los demás no tenían “carnet” para ser ministro, o tarjeta, que estoy es muy “delicao” y ha tenido que tirar de lo que había. Y hasta pienso que el meter a ese Ortiz González ha sido algo así como tirar de la “rueda de repuestos”, porque no tenían otra cosa.
—¿Y si pinchan?
—Pues nuevo “recauchutado” y en paz, porque hay alguno como el nuestro, “el Álvarez”, que debe ir ya en la llanta… Pero cuando no se tiene material a mano hay que tirar de todo. Recuerdo yo que estando un día en el Ayuela, donde fui a llevar unos cazadores, pinché las cuatro ruedas y me quedé sin repuesto, teniendo que recurrir a rellenar las cubiertas con hierbas y pajas, y así pudimos llegar, porque allí no había quien nos auxiliara. Si don Leopoldo es un buen conductor —que yo creo que sí— ya verá usted, señor Juan, cómo rinde viaje…
Y así siguió la conversación sobre temas profesionales del taxi y menos profesionales de la política. El tiempo nos dirá si “el Cefe” acaba teniendo razón.
Diario HOY, 28 de febrero de 1981

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