sábado, 24 de junio de 2017

Tiene razón Montalbán

Dice Luis Montalbán, que es un cacereño por los cuatro costados, que como llamaban los muchachos de Cáceres a los “celadores”, en épocas pasadas, que él y yo vivimos, era “bote”. Se refería a una de las “Ventanas” en la que yo hacía alusión a los antiguos policías municipales cacereños conocidos aquí por “celadores” y al grito de alarma de los muchachos de entonces dábamos cuando se notaba la proximidad de alguno que podía reñirnos por jugar a la pelota en la calle, o por cualquier otra travesura. Yo decía que el grito era “guindi” y él que era “bote”. Como hablando se entiende la gente, hemos llegado a un acuerdo y yo le he dado la razón y él ha reconocido la mía. En efecto, lo más común y quizás lo más cacereño era decir “¡bote!”, que estimo yo que provenía de que “había que darse el bote” por temor a la multa; pero también se decía “¡guindi!”, palabra que utilizaban también los muchachos madrileños de aquel entonces y posiblemente traída por ellos a Cáceres. Puede que en los barrios donde hubiera niños cuyas familias procedían de Madrid fuera en los que se empleaba esto último, porque no sé por qué razón, por aquel entonces había en Cáceres muchas familias de este origen capitalino. Es más, hemos recordado que aquí al jugar a las bolas y el “guá” se llamaba los “bolis”, aunque los de origen madrileño le llamaban las canicas”, cosa que nos hacía mucha gracia y hasta les tomábamos el pelo por ello. Los tiempos han variado y de aquellos antiguos juegos infantiles, que tenían su rotación según las épocas, no queda nada. En primavera se jugaba al “peón”, siendo los mejores los que vendía el señor Terrón, porque tenían “púa o pico de cuatro aletas” y rompía mejor a los otros. Los de “Casa Recio” eran más finos y bailaban mejor en la mano, pero para romper y sacar “chapas” del círculo, los mejores eran los del señor Terrón. La parte baja de un cubo de hojalata y un alambre nos proporcionaba un magnífico “aro y su guía”, con los que se hacían carreras. Las “chapas” de las botellas de cerveza que representaba don Alfonso Bazaga eran también un juguete envidiable, como lo era cualquier palo en el que veíamos una magnífica espada de D’Artagnan… No sé qué decir, pero la perfección de los juguetes actuales, la proliferación de ellos y aún la invención de la “tele”, han restado muchas horas de juego y de imaginación a los niños de ahora, que el futuro ha de decir si es acertado o no.., porque, oiga, los niños de ahora saben más, pero creo yo que son bastante menos niños que lo éramos los de aquel entonces y conste que esto no es nostalgia, sino simple recordación.
Diario HOY, 5 de abril de 1981

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.