Con todo esto de los robos de pisos hay cierta psicosis y el que más y
el que menos, convencido de que las puertas y ventanas de las casas “hechas en
serie” son de papel, se han decidido a ponerlas de seguridad y a prueba de “cacos”.
Lo malo es que a las firmas especializadas en la materia se les ha amontado el
trabajo por lo que una puerta que antes te ponían en un santiamén ahora te tardan
dos y tres meses en ponértela, con lo que la casa sigue expuesta a los ladrones
y hasta se han dado casos de que, un mismo piso, se ha robado en un montón de
veces.
Esto no debe importarnos demasiado, porque la “Prebostería de
Seguridad de Puertas y Ventanas” ha editado un cuadernillo de “autodefensa del
edificio” en el que dan unas normas al vecino para que se proteja y proteja su
piso, porque hay que reconocer que no va a haber un agente de dicha
“Prebostería” detrás de cada puerta y ventana de cada inmueble, y hasta se ha
llegado a decir que si las cosas van a más se repartirán revólveres entre el
vecindario para que, como en el Oeste, defiendan la casa a tiros, porque el “sheriff” no puede estar en todas partes.
En algunos otros países usan el método “tiburón” para la autodefensa,
método inventado por Cousteau para sus submarinistas, que consiste en sumergir
una jaula en la que se guarece el submarinista, caso de que haya muchos
tiburones a su alrededor y puedan hacerle daño. Este método, traducido a la
vida real, consiste en encarcelar a las personas de orden y dejar libre a las
otras, porque de hacerlo al revés protestan Amnistía Internacional y otra serie
de Instituciones afines y no hay modo de llevar la cosa adelante.
Pero volvamos a nuestro tema de la seguridad hogareña. Dice el libro
que no se debe abrir la puerta a nadie, que si por la mirilla ve uno “tíos
raros” con pinta de “cacos” imite a un perro guardián y se ponga a ladrar; que
si se va uno, tenga un automático para que las luces y la “tele” y la radio se
enciendan solas y den la sensación de que hay alguien dentro y, sobre todo, que
le meta prisas a las casas que fabrican puertas y ventanas de seguridad para
que cuando antes nos las ponga.
— Pero, oiga, si mientras nos las ponen o no, nos han robado el piso
un montón de veces, ¿qué es lo que recomienda el libro?
— Pues creo que dice —yo no estoy muy seguro— que se ponga un cartel
que diga: “llegan tarde, porque aquí ya no queda un duro, roben la casa del
vecino”, o algo así… En fin, que el libro es muy útil y completo.
Diario HOY, 22 de marzo de 1981
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