jueves, 22 de junio de 2017

Un libro muy útil y completo


Con todo esto de los robos de pisos hay cierta psicosis y el que más y el que menos, convencido de que las puertas y ventanas de las casas “hechas en serie” son de papel, se han decidido a ponerlas de seguridad y a prueba de “cacos”. Lo malo es que a las firmas especializadas en la materia se les ha amontado el trabajo por lo que una puerta que antes te ponían en un santiamén ahora te tardan dos y tres meses en ponértela, con lo que la casa sigue expuesta a los ladrones y hasta se han dado casos de que, un mismo piso, se ha robado en un montón de veces.
Esto no debe importarnos demasiado, porque la “Prebostería de Seguridad de Puertas y Ventanas” ha editado un cuadernillo de “autodefensa del edificio” en el que dan unas normas al vecino para que se proteja y proteja su piso, porque hay que reconocer que no va a haber un agente de dicha “Prebostería” detrás de cada puerta y ventana de cada inmueble, y hasta se ha llegado a decir que si las cosas van a más se repartirán revólveres entre el vecindario para que, como en el Oeste, defiendan la casa a tiros, porque  el “sheriff” no puede estar en todas partes.
En algunos otros países usan el método “tiburón” para la autodefensa, método inventado por Cousteau para sus submarinistas, que consiste en sumergir una jaula en la que se guarece el submarinista, caso de que haya muchos tiburones a su alrededor y puedan hacerle daño. Este método, traducido a la vida real, consiste en encarcelar a las personas de orden y dejar libre a las otras, porque de hacerlo al revés protestan Amnistía Internacional y otra serie de Instituciones afines y no hay modo de llevar la cosa adelante.
Pero volvamos a nuestro tema de la seguridad hogareña. Dice el libro que no se debe abrir la puerta a nadie, que si por la mirilla ve uno “tíos raros” con pinta de “cacos” imite a un perro guardián y se ponga a ladrar; que si se va uno, tenga un automático para que las luces y la “tele” y la radio se enciendan solas y den la sensación de que hay alguien dentro y, sobre todo, que le meta prisas a las casas que fabrican puertas y ventanas de seguridad para que cuando antes nos las ponga.
— Pero, oiga, si mientras nos las ponen o no, nos han robado el piso un montón de veces, ¿qué es lo que recomienda el libro?
— Pues creo que dice —yo no estoy muy seguro— que se ponga un cartel que diga: “llegan tarde, porque aquí ya no queda un duro, roben la casa del vecino”, o algo así… En fin, que el libro es muy útil y completo.
Diario HOY, 22 de marzo de 1981

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