domingo, 9 de julio de 2017

Calixto y Miguel, los últimos músicos populares

(Incluida en el libro “Ventanas a la Ciudad”)
Me lo ha recordado la nueva salida que hace la Banda Municipal de Música, con los conciertos iniciados en la Plaza de San Jorge, que alternará con otros en Cánovas. Pero no es a la música oficial a lo que quiero referirme, sino a la música particular y en vivo que hasta no hace mucho hubo en Cáceres, y a los músicos callejeros que la mantuvieron hasta que el tocadiscos y las radios acabaron con ella.
Los últimos músicos callejeros que hubo en Cáceres fueron: Calixto “el Tuerto” y Miguel “el Ciego”; Calixto tocaba el clarinete y Miguel la guitarra. Miguel era mucho más viejo que Calixto y debió formar “conjunto” con otro ciego —cuyo nombre se popularizó menos— porque don José Ibarrola, en unos romances populares sobre las costumbres veraniegas del Cáceres de primeros de siglo, se refiere a él, ubicando la acción en la plaza de San Mateo y diciendo: Miguel y el otro ciego tocan “La Jaba” y, oliendo a esencias pobres, pasa Bazaga. Este Bazaga del romance era don Alberto, muy amigo de Ibarrola, y al que éste embromaba de esa manera. Pero volvamos a nuestros músicos. Miguel formó dúo con Calixto y éstos son a los que yo conocí viviendo de la música que ofrecían o bien, tocando por las esquinas las “piezas” de moda, o asistiendo a las casas que festejaban algo donde, aparte de darles algo de comer y beber les proporcionaban algunas “perrillas” para seguir tirando.
Lo que pudiéramos llamar la academia de música donde aprendían las cosas de moda, estaba en el comercio de Alvarito “Moruno”, donde él y su hermano —que tocaba muy bien la guitarra— se las enseñaban hasta que Calixto y Miguel cogían la toná y podían ya difundirlas por todo Cáceres. Esto lo hacían gratuitamente “los Morunos” por pura afición y cacereñismo, en su pequeño comercio de la plaza de Santa Clara —que todavía existe— y en el que nos concentrábamos los muchachos de los alrededores a oírlos y a pedir caramelos a Alvarito Criado (que éste era su verdadero apellido, ya que el de “Moruno” le venía por apellido familiar ya perdido, pero que tuvo mucho predicamento en Cáceres). Álvaro nos daba caramelos a los muchachos y hasta, si éramos buenos, nos enseñaba un curioso reloj con muñecos que había heredado de sus mayores.
Esta era la música popular del Cáceres, anterior a la radio y al tocadiscos, de la que Calixto y Miguel fueron los mantenedores hasta nuestros días. Valga esto de recuerdo para la pequeña historia.
Diario HOY, 18 de julio de 1981

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.