sábado, 8 de julio de 2017

Conocer lo nuestro

Una cosa que se nos puede achacar a los españoles en general, a los extremeños en particular y a los cacereños en particularísimo, es el hablar y presumir de nuestras cosas sin conocerlas a fondo, yo diría que muchas veces aún sin conocerlas superficialmente. Viene esto a cuento de que alguna vez, mis paisanos me preguntan: “Oye, ¿y porqué conoces tú tantas historias de la ciudad o de la región?”… Conste que no es cierto que conozca profundamente nada, cosa que aclaro porque no se crea vanidad lo que aquí expreso, pero volviendo al hilo de mi narración, mi respuesta es siempre la misma: “Las conozco por “vergüenza torera”… y aclaro el punto.
Más de una y más de dos veces me ha pasado, y supongo que alguna vez a ustedes le habrá pasado lo mismo, que me he encontrado aun con extranjeros que conocían “El Quijote” —que es nuestro— al dedillo, cuando aún yo no me había decidido a leerlo por estimarle “un rollo macabeo”; he tropezado con gentes que se conocían al dedillo la Historia de España y, no siendo españoles, me daban “sopas con honda” sobre nuestro pasado; he tratado gentes que te hablaban del “Aljibe de las Veletas” con todos los pormenores, cuando yo —que me he criado a su vera— sabía muy poco de su historia; había turistas que, no siendo de aquí, conocen nuestra ciudad monumental más al dedillo que la conocemos los cacereños.. y eso, precisamente eso, es lo que me movió en muchos casos a tratar de  estar al día” —por lo menos— en muchos de nuestros temas, por esa “vergüenza torera” de que al principio hablaba.
Es inconcebible que siendo vecino de Cáceres y viviendo aquí, muchos no hayan girado —ni aun por curiosidad— una visita al Museo de las Veletas, al Aljibe y a tantos otros sitios y lugares de los que hablan los de fuera mientras nosotros los desconocemos, Yo no sé si esto les ha ocurrido a ustedes, pero a mi sí, y en lo que ha estado en mi mano he tratado de corregirlo cuanto he podido: leyendo “El Quijote”, visitando nuestros museos, sabiendo algo de nuestra historia (porque todo no llega a conocerse), etcétera.
Por eso muchas veces los fines de semana o las vacaciones, pienso yo que deberíamos dedicarlas, al menos en parte a conocer lo nuestro, porque, oiga, ¿cuántos son los cacereños que no conocen las Hurdes, las Batuecas, los Ibores, etcétera?... Yo pienso que más que los que los conocen, por eso yo recomiendo que debemos conocer antes lo nuestro, para después poder hablar de ello, con más conocimiento de causa…
Diario HOY, 14 de julio de 1981

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