lunes, 24 de julio de 2017

Cuando las estadísticas fallan


Que me perdone mi buen amigo, José Antonio de Arco, delegado de Estadística en Cáceres, si digo que yo no creo en las estadísticas y que tengo mucha reserva con ellas y con las proporcionalidades que resultan muchas veces de su aplicación.
Digo esto, porque resulta —según ellas— que Badajoz está a la cola de la renta nacional por habitante, y Cáceres al parecer, la cuarta por la cola, o algo así. Unido eso a que nuestra provincia ha perdido desde el año 1970, 46.238 habitantes… “y lo que te rondaré morena”, y que aquí se han puesto —para negocio de foráneos y muy poco de indígenas— algunas grandes industrias como las centrales hidráulicas o nucleares, vienen a darnos el que si se repartieran por habitantes esos dineros, sí habríamos progresado en nuestra renta “per cápita”. Pero con esto pasa como con el ejemplo tan manido de que, si en una habitación donde hay cuatro personas se entra, para que coman, un pollo, según las estadísticas, cada una de esas personas tocaría a un cuarto de pollo, pero la realidad es muy otra, porque —al menos en nuestra provincia—, uno es el que se come el pollo y los otros tres son los que rebañan los huesos… si los dejan.
Igual pasaría si tratáramos de repartir las fincas que existen en la provincia, entre los pocos que vamos quedando en ella, que tocaríamos a una serie de tierras que nos harían —teóricamente— más o menos ricos a todos…. pero resulta que nuestros latifundios los disfrutan cuatro o seis personas, que son los que se reparten el mayor bocado de fincas que la pueblan, para quedar el resto de la tierra y la peor parte para la mayoría, dándose además el caso de que estos latifundios nuestros dejaron de ser vecinos de Cáceres hace ya muchos siglos.
Nuestro mal —que no reflejan las estadísticas— parte de la Reconquista, en la que los señores que vinieron del norte a conquistarnos, se repartieron la tierra que fueron heredando de padres a hijos y que procuraron no saliera de los pocos que llegaron de fuera que, a partir del siglo XVIII, volvieron a irse fuera, pero con los títulos de propiedad de la tierra conquistada… ¿Qué esto se ha arreglado en alguna parte?, es posible, pero el mal continua y por tanto el pollo se lo siguen comiendo cuatro señores,  mientras que el resto toca a “hueso per cápita”, cuando les llega algo… Por eso no creo yo ni en renta per cápita ni en estadísticas.
Diario HOY, 5 de diciembre de 1981

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