miércoles, 12 de julio de 2017

El cante grande y la gestión municipal


Comentaba yo con “Franquete” y “Laviana”, dos humoristas cacereños, que como Dios les da a entender y con mejor o peor fortuna —que este es el calvario de cualquier artista— siguen manteniendo viva la tradición humorística de la ciudad en la que de antiguo hubo nombres muy estimativos, como podrían ser los de Marra, Burgos o Palma. Comentaba yo, repito, que los griegos, de cuya cultura parte la actual, solían desterrar al ostracismo al convecino que no se le veía reír con cierta frecuencia.
Por cierto, “Laviana” apuntó: “Pues si los desterraban a todos a la misma isla estaría aquel lugar como para darse una vuelta por el mismo, con tanto “sieso”…” Y es que el humor es una espita de escape para la seriedad y la malquerencia, no exenta de “stress”, que a los humanos suele invadirnos. Qué duda cabe que “los duelos con humor son menos”. Y partiendo de esa premisa podríamos comentar lo que a nuestro Ayuntamiento le viene sucediendo con la rotura y desaparición de los “cepos de tráfico” que, habiéndose puesto de moda, son motivo de desesperación para el alcalde, señor Domínguez Lucero, y suponemos que del concejal de Tráfico, señor Machuca, que fue el que trajo esos instrumentos a nuestra ciudad —claro que con el permiso del alcalde y la Corporación—. El alcalde se indigna y dice que el que vuelva a destrozar un “cepo” puede acabar en el Juzgado de guardia para responder de daños y perjuicios. Pero si le echamos a todo esto humor, como se lo echaban algunos amigos que comentaban el caso, comenzaremos diciendo que al amigo Machuca, por eso de traer los cepos, le han comenzado a llamar “El Cepero”, y como “El Cepero” era uno de los mejores “cantaores” de flamenco que hemos tenido, traduciendo todo esto al lenguaje folklórico-flamenco, nos imaginamos a Machuca de vuelta de vacaciones en Portugal, cantando a imitación de Manolo Escobar:
“Mi cepo me lo robaron
estando de vacaciones,
si llego a estar en activo
se enteran estos “robones”.
¿Dónde estará mi cepo,
dónde estará mi cepo…?”
O bien, por soleares, que es cante más grande y profundo, como el de “Cepero”:
“El que robe o dañe un cepo
si le entrillan los dañados,
según dice nuestro alcalde,
puede verse en el Juzgado.”
Y todo esto acompañado a la guitarra por Cupido, que es el de la música.
Diario HOY, 23 de agosto de 1981

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