domingo, 9 de julio de 2017

¿He “pecado” bañándome en Hervás?


Al regresar de las mini-vacaciones que me he tomado me pasé por Hervás, y como no sabía nada del “lío” que tenía el gobernador civil con el consejero de Sanidad de la Junta de Extremadura —o viceversa—, sin ánimo de ofender a ninguno de los dos, me di un baño en la piscina de Hervás, que, dicho sea de paso, tiene un agua tan limpia como la que más, azul y transparente, que parece está diciendo “beberme”, aunque, claro, no intenté hacerlo ni hubo amigos que me dieran “ahogadillas” para que la probara de forma involuntaria Yo no conozco el agua de las otras “piscinas condenadas” al cierre, pero de la de esta —como usuario esporádico— puedo garantizar que es tonificante y fría como la que más, aunque el señor consejero se empeñe en cerrarla.
Lo curioso de todo este lío, que a mi modo de ver es algo así como discutir del sexo de los ángeles, lío que, dicho sea de paso, produce en el hombre ajeno al politiqueo —que dicen hay de fondo— más risas que otra cosa, es que se ha armado no por la calidad del agua —que no se discute en ningún caso— o la contaminación de ella, sino por unos aspectos burocráticos en algún caso o de organización en otros que no se han cumplido a su tiempo, pero que ya están cumplidos en exceso.
Según alguien me explicó, los cierres que se invocan se debe en algún caso a que determinada piscina no poseía una tablilla con las normas a seguir en caso de accidente; otra, porque no estaba a mano un “salvavidas” que tiene que tenerse; otra porque no se había habilitado una habitación con una mesita de primeros auxilios y un “balón  de oxígeno”, o bien que no estaba en su sitio el socorrista oficial… Cosas, todas ellas, porque habrá alguna cosa más que no recuerdo, que se pueden subsanar en una hora y nada más que al dueño de la piscina se le diga lo que tiene que hacer para tenerla a punto… O sea, que no es que el agua esté contaminada, sino que se cumple el reglamento en tal o cual punto —en algún caso burocrático—… bien, y la polémica sigue, y se piden dimisiones, y hemos hecho la bola de nieve de una nimiedad… Pero oiga, ¿alguien se ha preocupado de preguntar a esas piscinas si ahora cumplen la norma… o se intenta cerrarlas aún cumpliéndola?... ¿Qué tratamos de librar aquí, el huevo o el fuero?
Es lástima que mis paisanos —que creo tienen cosas más serias que hacer— se enzarcen en estas niñerías
Diario HOY, 1 de agosto de 1981

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