domingo, 16 de julio de 2017

La caza no es una afición


Yo procedo de una familia de cazadores que durante generaciones han tenido esta afición de la caza, lo que quiere decir que aún no siendo yo buen cazador comprendo la necesidad que el hombre tiene de cazar, porque la caza —para el que la siente, que no es siempre el que mejor caza— es un “ancestro”, no una afición o un deporte y esto no lo digo yo sino Ortega y Gasset que también se paró a pensar en estas cosas. Se trata de la necesidad que algunos hombres —el cazador— tiene de vez en cuando de imbuirse en la Naturaleza y “medirse” con ella a través de las especies de caza que la forman. No es tanto el matar, como la posibilidad de haberlo hecho. Esto no lo entienden los no aficionados; entre los que se cuentan también muchos que salen al campo con escopeta y que orientan la caza como un “tiro al blanco”, más que como ese juego ancestral de perseguir la pieza, ver su rastro, saberla esperar, sorprenderla, saber sus costumbres y hasta darle ocasión de “defenderse” si es que resulta “más lista” que nosotros y, sobre todo, amar estas especies que siendo “oponentes” en el juego no son enemigas nuestras. No se trata por tanto de matarlo todo, sino de realizar el “juego” atendiendo a unas normas que uno mismo —el cazador en este caso— se autoimpone.
Esto no lo entienden muchos que se dicen cazadores, y que hasta escriben de la caza. En este aspecto, me hace gracia el que en cada salida de veda hay quienes públicamente se “rasgan las vestiduras” para pedir que la veda no salga, que las especies van a desaparecer con ello, etc. Por esa misma afición generacional de que hablo al principio, tengo una serie de colecciones de revistas de caza, heredadas, que enfocan muchos aspectos de ella desde comienzos del siglo XIX y la constante de estos “agoreros”, es la misma. Una de ellas, de principios del siglo mencionado cuando todavía se utilizaban las escopetas de chispa y cargadas por la boca, hacía la petición de que se suprimieran las nuevas escopetas de pistón —que acababan de aparecer— porque a juicio del autor del escrito, si el tiro podía salir de la escopeta siempre, las especies acabarían desapareciendo… y no ha sucedido eso, sino que las especies han creado otras defensas para protegerse y la caza, más o menos, continúa igual. Una cosa es pedir que se apliquen la normas y otras el suprimir el ejercicio de la caza, que sería tanto como pedir que se suprimiera el fútbol, porque el balón sufre por cada patada que le das Cada afición tiene su pro y su contra y lo que hace falta es que el aficionado juegue limpio y las normas se cumplan. Y tras ello, desear un buen día de caza a los aficionados.
Diario HOY, 11 de octubre de 1981

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