lunes, 17 de julio de 2017

La jubilación de "Ceres"

Van a “jubilar” a la “Diosa Ceres”, esto es lo que nos contó ayer el concejal de obras, nuestro buen amigo Miguel Ángel, que nos explicó, con toda clase de detalles, el que la rampa que ahora se está haciendo en la escalinata del Ayuntamiento es para recoger a la vieja estatua romana —que pesa lo suyo— y trasladarla al Museo provincial, como quien dice “jubilada” de su quehacer ciudadano, y poner en su lugar la réplica que por encargo del alcalde Díaz de Bustamante se hizo en tiempos, que es la que ahora figura en el Museo y que, según Ángel, es de plástico y pesa tan poco que habrá que rellenarla de cemento para lograr “anclarla” a su peana… Esto nos da ocasión de recordar los “servicios prestados” por “Ceres”, que ni es diosa ni es “Ceres”, y sobre cuyo origen existe cierta nebulosa. Lo que no puede dudarse es que la estatua figuraba ya en Cáceres desde el siglo XVI y que es de los pocos restos romanos de la antigua colonia “Norba” o el campamento en que Cáceres tiene su origen. Según Benito Boxoyo, un cura que escribió de estas cosas en el siglo XVIII, la estatua se encontró en los llanos del Salor, pero sin que se especifique el lugar exacto, y se trajo a Cáceres donde se la colocó en el atrio del Corregidor (lugar próximo a donde está ahora), de donde se la trasladó, también hace siglos, a lo alto de la Torre del Bujaco, donde estuvo en un templete hasta los años 60, en que fue puesta en el lugar de donde ahora se la traslada… ¿Pero a quién representa la estatua?, desde luego a un hombre. Según Floriano, es el “genio de la ciudad” y representa a un emperador ofrendando con ropas sacerdotales; según Orti Belmonte, otro fallecido historiador, es una representación de Augusto hecha para la  Colonia, y muy similar a otra que figura en el Vaticano… De todos modos, es uno de los restos estatuarios romanos de los pocos encontrados en nuestro suelo, ya que la única estatua similar, de la misma época encontrada aquí es la que figura en el patio de armas del Palacio de Mayoralgo, que se encontró en un pozo y está descabezada. De todos modos pensamos que, ahora que con la Universidad tenemos sabios investigadores de estas materias debería abordarse un poco más en los orígenes de estas representaciones. Desde luego “Ceres” lo agradecerá.
Diario HOY, 21 de octubre de 1981

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