domingo, 23 de julio de 2017

La lección de Isabel la Católica… por si vale


Si la historia es la maestra de la vida y de ella se pueden sacar enseñanzas para el presente, por si esta solución valiera, voy a contar lo que pasó en Cáceres, precisamente en el Ayuntamiento, en la época de los Reyes Católicos, donde —como ahora con la Junta de Extremadura—, estaban a vueltas con la paridad o la proporcionalidad de representantes. En aquel entonces también aquí había dos bandos que luchaban de casa a casa y de castillo a castillo, entre los propios vecinos de Cáceres, cuando mandaban unos u otros. Se trataba del “bando de arriba” y “bando de abajo”. Unos eran partidarios de Castilla y otros de León (no de Sánchez de León, que entonces no había nacido, sino del reino de León o del de Castilla), pero entonces las luchas eran más enconadas que ahora, ya que andaban en verdadera guerra “caliente”, con lo que sufría el vecino de a pie que no podía salir a la calle. Así las cosas, vino a Cáceres, un 28 de mayo de 1477, la Reina Católica, que de momento mandó demoler todas las torres particulares a la altura de los tejados, y cerrar las troneras y saeteras y llamó a capítulo a los dos bandos
Mandó, asimismo, deshacer los dos sellos municipales y hacer uno solo con ambos símbolos, ya que había uno con las armas de León y otro con las de Castilla, surgiendo así el actual escudo de Cáceres. Antes, cuando mandaba uno de los bandos, utilizaba o el de León o el de Castilla, según que fueran más numerosos los mandatarios de uno u otro bando.
Tras ello, reunió a todos los disidentes, haciéndolos jurar sobre los Evangelios que lo que allí se pactara sería respetado, poniendo en 24 papeletas los nombres de los más destacados líderes de un bando y en otras 24 los del otro. Se pusieron las papeletas en dos bonetes, de los que la reina fue sacando los doce “viri boni” —hombres buenos— que regirían la villa, seis de una y seis de otra de las listas, quedando así elegidos los regidores de nuestro Ayuntamiento que desde entonces, en un estricto pie de igualdad, fueron los encargados de acallar las luchas que nos habían dividido durante muchos lustros… ¿Hubo perdedores? Pues sí que los debió haber, porque los partidarios de Castilla, que eran más numerosos que los de León y la reina, que era castellana, se debió inclinar más por ellos, pero no lo hizo por esa visión de futuro que le ha concedido la Historia. ¿Sirve esto para la disquisición actual en que se encuentra la Junta, de paridad o proporcionalidad? No lo sé, pero si sirve ahí queda.
Diario HOY, 2 de diciembre de 1981

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