miércoles, 5 de julio de 2017

Los pioneros de la Universidad

Está de moda esto de los aniversarios contados por lustros en los que se rememora una fundación o un servicio. Ahí tienen ustedes, por no ir más lejos, el de los veinticinco años de la Residencia Sanitaria de la Seguridad Social que comenzó, como quien dice, con cuatro gatos y la oposición de los médicos que tenían sanatorios particulares. Sin embargo ahora se nos ha quedado pequeña. Pero el aniversario, que pienso yo no debería pasarnos desapercibido, es el de la creación de los estudios universitarios en Cáceres, los que dieron lugar al semidistrito de la Universidad de Extremadura en nuestro suelo, y a la serie de facultades que existen y a las que puedan venir, proporcionando a muchas familias sin disponibilidades económicas el que sus hijos puedan tener estudios superiores…, lo de que se coloquen o no es harina de otro costal, pero la formación queda.
Son diez los años que han pasado desde que un simple Colegio de Letras, dependiente de la Universidad de Salamanca, fue el grano de mostaza de estos estudios universitarios que dieron como resultado la Universidad en Cáceres.
Recuerdo que aquel incipiente y hasta tímido Colegio se inició con muchos agobios económicos y muchos inconvenientes. La Diputación echó una mano, la Fundación “Valhondo”, otra; pero sobre todo el escaso profesorado que se aventuró a venir, venciendo las leyendas negras de todo tipo que se les pusieron por delante, fueron los verdaderos artífices de lo que después han sido estos estudios en Cáceres. Pero hay algo que destacar ahora y recordar también, cuales son las primeras generaciones de alumnos que se inscribieron, que en muchos casos fueron padres o madres de familia que peinaban ya canas, maestros con deseos de elevar de rango sus conocimientos y muchos otros que estimaban que, aun no sacando el título, había que “abrigar aquello” porque era importante para el futuro cacereño.
Ahora, como decimos, se cumplirán los diez años de la iniciación de aquellos primeros tiempo azarosos y, aunque personalmente no soy amigo de las celebraciones de “relumbrón”, creo que es justo que se hiciera algo a modo de recordación de las personas, las entidades, los profesores y alumnos que con su tesón y con una indudable visión de futuro, dieron lo primeros pasos para lograr lo que hoy es ya un hecho indiscutible: los estudios universitarios de Cáceres.
Diario HOY, 21 de junio de 1981

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