domingo, 2 de julio de 2017

Otra vez el “seiscientos”


Me decía ayer uno de los jefes militares de la Cruz Roja en Cáceres, que ahora, en el cuerpo de voluntarios de Cruz Roja, les va siendo cada día más difícil encontrar soldados conductores para las ambulancias que esta tropa tiene en Cáceres. Antes les era más fácil encontrar entre los voluntarios conductores, porque casi todos tenían el carnet de conducir, pero resulta que ahora es cada vez más difícil que entre los voluntarios se encuentren gentes que tengan este requisito, por lo que se las ven y se las desean para encontrar los conductores de ambulancia necesarios.
Hablamos del asunto y estimamos que ello era un índice de que el nivel económico medio, al menos de nuestras gentes, baja rápidamente y las 20.000 pesetas que más o menos costaba hacerse del carnet de conducir —aparte de la aprobación de exámenes— que antes tenía cualquiera, ahora comienzan a escasear, máxime cuando —por esa baja del nivel adquisitivo— muchos de estos jóvenes que antes aspiraban a tener un coche, ahora no pueden aspirar a ello. Es más, se da el caso curioso de que los que proceden de pueblos, o zonas rurales, sí suelen tener este requisito quizás porque allí el coche se emplea más como herramienta de trabajo, para ir al campo o para atender la ganadería, o bien hay la necesidad de sacarlo para poder conducir el tractor que se emplee en las labores agrícolas. Ello sin duda supone un sacrificio económico que se acomete por verdadera necesidad, mientras en la ciudad el coche —que antes tenía cualquiera— comienza a ser ya un artículo de lujo.
Relacionando esto con la producción de coches en España, llega uno a sacar la conclusión de que los fabricantes andan equivocados o no evolucionan al par del poder adquisitivo del posible cliente, y así nos ofrecen coches cada vez más caros, cuando nuestra economía es cada vez más baja.
Un índice de lo que decimos es la atención que se viene prestando a la posible importación del “600” —que aquí dejó de fabricarse— desde Yugoslavia a un precio más bajo y asequible que cualquiera de los que aquí se fabrican.
Es, si se quiere, sólo un indicio, pero pienso yo que nuestros fabricantes se lo deberían meditar para ponerse más acorde con el nivel económico que, a la baja, venimos alcanzando.
Diario HOY, 28 de mayo de 1981

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