Me decía ayer uno de los jefes militares de la Cruz Roja en Cáceres,
que ahora, en el cuerpo de voluntarios de Cruz Roja, les va siendo cada día más
difícil encontrar soldados conductores para las ambulancias que esta tropa
tiene en Cáceres. Antes les era más fácil encontrar entre los voluntarios
conductores, porque casi todos tenían el carnet de conducir, pero resulta que
ahora es cada vez más difícil que entre los voluntarios se encuentren gentes
que tengan este requisito, por lo que se las ven y se las desean para encontrar
los conductores de ambulancia necesarios.
Hablamos del asunto y estimamos que ello era un índice de que el nivel
económico medio, al menos de nuestras gentes, baja rápidamente y las 20.000
pesetas que más o menos costaba hacerse del carnet de conducir —aparte de la
aprobación de exámenes— que antes tenía cualquiera, ahora comienzan a escasear,
máxime cuando —por esa baja del nivel adquisitivo— muchos de estos jóvenes que
antes aspiraban a tener un coche, ahora no pueden aspirar a ello. Es más, se da
el caso curioso de que los que proceden de pueblos, o zonas rurales, sí suelen
tener este requisito quizás porque allí el coche se emplea más como herramienta
de trabajo, para ir al campo o para atender la ganadería, o bien hay la
necesidad de sacarlo para poder conducir el tractor que se emplee en las
labores agrícolas. Ello sin duda supone un sacrificio económico que se acomete
por verdadera necesidad, mientras en la ciudad el coche —que antes tenía
cualquiera— comienza a ser ya un artículo de lujo.
Relacionando esto con la producción de coches en España, llega uno a
sacar la conclusión de que los fabricantes andan equivocados o no evolucionan
al par del poder adquisitivo del posible cliente, y así nos ofrecen coches cada
vez más caros, cuando nuestra economía es cada vez más baja.
Un índice de lo que decimos es la atención que se viene prestando a la
posible importación del “600” —que aquí dejó de fabricarse— desde Yugoslavia a
un precio más bajo y asequible que cualquiera de los que aquí se fabrican.
Es, si se quiere, sólo un indicio, pero pienso yo que nuestros
fabricantes se lo deberían meditar para ponerse más acorde con el nivel económico
que, a la baja, venimos alcanzando.
Diario HOY, 28 de mayo de 1981
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