viernes, 7 de julio de 2017

¿Qué pasó con la gasolina sintética?


Me lo ha recordado una revista interna de los taxista que hace mención a ello en una sección que titula “Los coches del ayer”. No es que vayamos a remontarnos a los primeros automóviles que rodaron por España, ya que el primero que rodó por la Península estaba matriculado en Cáceres precisamente, porque en esto, como en algunas otras cosas, fuimos los adelantados de los españoles aunque luego nos quedáramos a la cola. Sí, señores, el primer automóvil matriculado en la Península como tal fue un triciclo de vapor marca “Clement”, que matriculó la Jefatura de Obra Públicas de Cáceres. No decimos que fuera el primero de España porque un mes antes se había matriculado otro en Palma de Mallorca, pero en la Península fuimos los primeros… ¿Oiga, antes que en Madrid?, sí señor, antes que en Madrid, donde los automóviles, de haberlos, circulaban o sin matrículas o matriculados como carros de caballos.  Es más, el primer “coche de punto” —o taxi como se dice ahora— de los matriculados en España lo fue también en Cáceres, para un propietario de Coria que lo matriculó como “servicio público”, y para que no nos ganara nadie en ser los primeros de los usuarios del automóvil también diremos que la primer línea regular de autobuses que funcionó en España funcionó entre Trujillo y Cáceres, matriculándose los dos primeros autobuses de viajeros que hubo en España también en Cáceres, uno de ocho plazas y otro de dieciséis, que hicieron tal servicio —según he oído decir— con toda regularidad, aunque no sé si ganarían para averías con los precios que entones deberían cobrarse… Para que luego presuman los catalanes de haber sido los que tuvieron la primera línea férrea… “Pues mire, no nos emboliquen, que aquí fuimos los que tuvimos la primea de autobuses, que es más moderno, oiga…” Hasta hace poco vivió Antero, el hermano de Crucita, que se llamaba a sí mismo “El Chico de la Burra” porque tuvo uno de los primeros taxis cacereños y conocía de sobra todas estas historias, pero dejando esto aparte, vamos a hablar de algo que nos interesa a todos.
Allá por los años 40, un austríaco afincado en España descubrió una “gasolina sintética” que permitió a los camiones en ruta desde el Norte a Madrid circular perfectamente durante seis meses. Según recoge esa revista de los taxistas, esa gasolina se hacía con agua en un 75 por ciento, fermentos de plantas en un 21 por ciento y otras materias desconocidas. Se habló de montar una fábrica en Madrid y aun exportarla, ¿Qué pasó con ella?
Diario HOY, 2 de julio de 1981

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