Me lo ha recordado una revista interna de los taxista que hace mención
a ello en una sección que titula “Los coches del ayer”. No es que vayamos a
remontarnos a los primeros automóviles que rodaron por España, ya que el
primero que rodó por la Península estaba matriculado en Cáceres precisamente,
porque en esto, como en algunas otras cosas, fuimos los adelantados de los
españoles aunque luego nos quedáramos a la cola. Sí, señores, el primer
automóvil matriculado en la Península como tal fue un triciclo de vapor marca
“Clement”, que matriculó la Jefatura de Obra Públicas de Cáceres. No decimos
que fuera el primero de España porque un mes antes se había matriculado otro en
Palma de Mallorca, pero en la Península fuimos los primeros… ¿Oiga, antes que
en Madrid?, sí señor, antes que en Madrid, donde los automóviles, de haberlos,
circulaban o sin matrículas o matriculados como carros de caballos. Es más, el primer “coche de punto” —o taxi
como se dice ahora— de los matriculados en España lo fue también en Cáceres,
para un propietario de Coria que lo matriculó como “servicio público”, y para
que no nos ganara nadie en ser los primeros de los usuarios del automóvil
también diremos que la primer línea regular de autobuses que funcionó en España
funcionó entre Trujillo y Cáceres, matriculándose los dos primeros autobuses de
viajeros que hubo en España también en Cáceres, uno de ocho plazas y otro de
dieciséis, que hicieron tal servicio —según he oído decir— con toda
regularidad, aunque no sé si ganarían para averías con los precios que entones
deberían cobrarse… Para que luego presuman los catalanes de haber sido los que
tuvieron la primera línea férrea… “Pues mire, no nos emboliquen, que aquí
fuimos los que tuvimos la primea de autobuses, que es más moderno, oiga…” Hasta
hace poco vivió Antero, el hermano de Crucita, que se llamaba a sí mismo “El
Chico de la Burra” porque tuvo uno de los primeros taxis cacereños y conocía de
sobra todas estas historias, pero dejando esto aparte, vamos a hablar de algo
que nos interesa a todos.
Allá por los años 40, un austríaco afincado en España descubrió una “gasolina
sintética” que permitió a los camiones en ruta desde el Norte a Madrid circular
perfectamente durante seis meses. Según recoge esa revista de los taxistas, esa
gasolina se hacía con agua en un 75 por ciento, fermentos de plantas en un 21
por ciento y otras materias desconocidas. Se habló de montar una fábrica en
Madrid y aun exportarla, ¿Qué pasó con ella?
Diario HOY, 2 de julio de 1981
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.