viernes, 28 de julio de 2017

Recordando el huracán del 41


(Incluida en el libro “Ventanas a la Ciudad”)
Tanta agua pedimos que nos mandaron una tromba de ella. Lo malo es que nosotros no la queríamos de golpe y, como las cosas son como son, seguro que no nos entendieron y nos la mandaron toda en una noche.
Ya les conté en una ocasión lo que suele pasar con el Jefe de las Nubes, que hay en esos cielos de Dios, y parecer ser que ahora sucedió lo mismo.
Cuando las nubes van regresando a su almacén, el Jefe de las Nubes las reúne y comienza a preguntarles, una por una, dónde vertieron su lluvia, y suele suceder que las nubes van citando todas las regiones españolas, pero no citan la provincia de Cáceres, por lo que el Jefe, muy indignado, les dice:
— ¡Pero qué es esto! ¿Nadie se acordó de Cáceres? Pues ahora mismo vais todas a cumplir con los cacereños...
Y como una sola, todas las nubes nos descargaron el resto del agua que les sobraba porque, oiga, 90 litros por metro cuadrado en sólo 12 horas tiene que ser por algo así como lo contamos... Mucho quejarnos por la sequía, y casi en un día podemos beber de pie.
Pero lo que a la gente peor le ha sentado ha sido el fuerte viento, desacostumbrado por Cáceres. Algunos, a cuenta de él, recordaron el llamado día del huracán, que también afectó a Cáceres en el año 1941 y en el que hubo una serie de desperfectos en numerosísimos inmuebles, vuelo de tejados y marquesinas, árboles arrancados de cuajo, y hasta algunos heridos por arrastrarlos el viento y hacerlos chocar contra las casas. Yo recuerdo que esto sucedió en la misma capital, donde a alguna anciana la fuerza del viento la estrelló, en la calle Defensores del Alcázar, contra la pared de la Telefónica. Este fue uno de los puntos más batidos por el aire, y hasta recuerdo que, como fue de día, muchos niños cacereños “jugaban” en esa calle, saliendo al medio de ella para que el viento se los llevara... Inconsciencias de los pocos años.
Pero hay que decir que entre aquel huracán, que hizo sin duda enormes destrozos, y el ocurrido en la noche del 29 al 30, ha habido diferencias grandes, aunque quizás en este último hayan quedado más familias sin hogar que en el de entonces. La diferencia fue que aquél ocurrió de día y no vino acompañado de la tromba de agua que ha venido con éste último. Posiblemente el viento en sí tuvo más fuerza, pero en este de ahora, el viento y el agua unidos han causado más destrozos y miedos a todos. Esperemos que siga el agua, pero mansamente.
Diario HOY, 2 de enero de 1982

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.