sábado, 15 de julio de 2017

Serafín y el "cubo Rubik"


La alarma surge por todo. Ahora resulta que un juego infantil, según informaciones que llegan de Londres, está causando estragos entre los matrimonios, la niñez y la juventud inglesa. El invento se llama “el cubo de Rubik”, por el nombre de su inventor el húngaro Erno Rubik, y se trata de un cubo, compuesto por dados de colores que hay que combinar —según un método— para que cada cara tenga un color distinto. Pues bien, esto que parece tan sencillo, no lo es, y la información a que hacemos referencia dice que es peligroso para la estabilidad de los matrimonios, la de los padres con los hijos y la salud mental de Occidente, porque unos y otro se enfrascan en el problema y acaba la cosa en riña. El hecho es que en Inglaterra se han vendido más de cincuenta millones de estos “chismes” y hasta al inventor se le ha acusado de pertenecer ala KGB, que es una especie de CIA americana, pero en versión rusa. Yo no sé si es que hay algo cierto en ello o son exageraciones de las noticias, pero lo que sí puedo decirles es que conozco un ejemplar del jueguecito y ya he presenciado una riña matrimonial. El maquiavélico “cubo” lo tiene un vecino mío, Serafín, al que se lo regaló un pariente, diciéndole: “Llévate este chisme, porque voy a terminar riñendo con mi muer a cuenta de este cacharro”.
No hizo falta que me explicara el motivo, porque fui testigo de lo que pasó entre Serafín y su esposa a cuenta del invento. Resulta que ella lograba siempre mejores combinaciones de colores que él, como lo lograban sus propios hijos pequeños. Con los niños había solución, porque los mandaba a la cama, pero con su esposa no, porque, además, le tomaba el pelo por “lo zote” que era, al lograr menos posiciones en el juego que ella. Total, que delante de mí se enzarzaron a cuenta del apasionante juego y hasta he oído decir que él ha solicitado un traslado a Caracas donde no sé si se irá solo, o se llevará a la mujer y al “cubo”.
Si el “cubo” llega a España va a ser cosa de que entiendan en él los “juzgados de Familia”, según lo que nos llega de Londres. Porque oiga, es apasionante, pero no sé yo si hay algo de exageración en esto o es realmente un invento ruso para cargarse a Occidente, que todo hay que pensarlo, porque al igual que aquí había “espontáneos” para la cuestión taurina —que al fin y al cabo es otro juego— en esos países hay “espontáneos” para la cuestión de espionaje y la degradación de Occidente, si no ahí tienen a los muchos “espías” de la Embajada rusa que ha habido que expulsar de España. De todos modos, Serafín me quiso regalar el “cubo” pero yo lo rechacé, porque no quiero acabar con él en Caracas.
Diario HOY, 8 de septiembre de 1981

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