Me ha llamado a mí la atención eso de que los japoneses, según los
estudios del profesor Tsunoda —japonés también— tienen el cerebro diferente.
Este profesor ha lanzado un libro titulado “Nihonjin no no”, donde lo
demuestra. A mí se me había “barruntado” algo por eso de ser los japoneses tan
trabajadores, hacer sus huelgas de protesta trabajando unas horas más, en vez
de parando de trabajar o “racaneando” como las
hacemos por aquí, aunque lo que a mí “se me había barruntado” era que
los diferentes éramos nosotros que hasta habíamos acuñado un “slogan” que
rezaba: “Spain is different”, para decir que los distintos somos nosotros. Lo
que yo ya no sé es si la diferencia radica en el cerebro o en otro cualquiera
“menudillo” de nuestro sandunguero cuerpo español.
Cosa es ésta digna de investigarse porque lo de los japoneses, que han
puesto a su nación a la cabeza del mundo, que trabajan hasta cuando protestan,
etc, eso se veía venir, porque ellos saben
que su nación es pobre; pero, oiga, nuestro caso es distinto porque nuestra
nación es rica, cosa que deduzco de que aquí sin que demos golpe, las cosas
siguen adelante y ninguno —ni individualmente ni en grupo— nos hemos planteado
la cuestión de lo que pasaría si todos de golpe nos pusiéramos a trabajar
seriamente, en vez de hablar tanto. Seguro estoy que nos pondríamos a la cabeza
del mundo, aunque como decía aquél: “¿para qué vamos a intentarlo?, ¿para
quitar el pan a algún padre de familia japonés?” A nosotros lo que se nos da
bien es la teoría, reunirnos —por ejemplo— para ver cómo defendemos la
democracia y la Constitución, pero sin que a nadie se le ocurra decir que la mejor
defensa de esas dos cuestiones es trabajando cada cual seriamente en lo suyo,
porque así lo hace cualquiera.
Lo difícil es llegar, pero sin sacar las manos de los bolsillos. Por
eso me pienso yo que merecía investigarse el cerebro español a ver cuál es la diferenciación con los otros
cerebros —hasta con los japoneses—. Tanto es así que yo, imitando al profesor
nipón, estoy preparando un libro que se titulará: “Estructura de las ñáñaras españolas”,
que tratará de todo eso intentando —como quien dice— “afeitar un huevo”.
Diario HOY, 7 de junio de 1981
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