viernes, 21 de julio de 2017

Una meditación sobre lo taurino

"El NIño de la Plaza"
Extraña un poco que en Cáceres, capital, haya habido tanta afición a lo taurino de siempre, y hayan nacido, en lo que al territorio de la capital se refiere, tan pocos toreros que hayan triunfado en toda la línea. No quiere ello decir que olvidemos los nombres de nuestros paisanos que “han sido algo” en “el toro”, como podrían ser: Luis Alviz o Morenito de Cáceres, o el propio Sánchez Cáceres, para citar los aún vivos, o Joselito Romero para citar los que desparecieron recientemente. No quiero incluir en esa lista de la provincia que fueron más o menos figura, por no hacerla larga, como podrían ser “Angelete”, “Mirabeleño”, etcétera, sino ceñirme solamente a los de la capital, francamente escasos y sin la suerte necesaria para llegar a más alta fama, aunque reconozcamos que en algún caso merecieron alcanzarla.
Lo que sí decimos es que Cáceres capital fue una villa amante de la fiesta casi desde sus albores históricos, tierra que dio buenas ganaderías y buenos aficionados, pero, aun con ese “caldo de cultivo” no tuvo numerosos toreros famosos, como era lógico hubiera sucedido.
En lo que ya es historia antigua se cuenta que Gómez de Solís, que vivió en la Casa del Sol y fue un personaje de la historia nacional, llegó a ser maestre de la Orden de Alcántara, porque el rey Enrique IV, habiéndole visto lancear y torear, quedó prendado de sus dotes, pero no sabemos más de sus dotes taurinas. Lo que sí es cierto es que desde antiguo aquí se lidiaron toros. Las primeas “plazas” se improvisaban en lo que era solar del Alcázar, o sea, lo que hoy es la plaza de las Veletas; otras veces se utilizó como “plaza taurina” la propia Plaza Mayor ya que el callejón que hay entre la muralla y la torre de Bujaco se conoció como “corral de los toros”, porque debería usarse como toril… En fin, afición hubo siempre, pero los toreros fueron escasos Sin embargo debió haber hasta “toreras”, cosa que deducimos del romance de María la Berrocala, que se cantó en tiempos: “A la Berrocala la ha cogido el toro…”, etcétera. Nuestra afición aparte de los citados, se quedó en el buen deseo de algunos de nuestros paisanos que no llegaron a las mieles del éxito, aunque lo intentaran. Entre ellos podría citarse a: “El Navero”, “El Poli”, “El Niño de la Plaza”, “El Colores” y muchos otros que no pasaron ni de “maletas” .Tuvimos hasta “Escuela taurina”. Pero no llegó a dar los resultados apetecidos en cuanto a fama… ¿Por qué? Esta es pregunta que no hemos sabido contestarnos.
Diario HOY, 15 de noviembre de 1981

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