jueves, 10 de agosto de 2017

De la falta de respeto a nuestras tradiciones


La Cofradía cacereña de “La Santa y Vera Cruz”, y esto lo decimos en plena Semana Santa, ha tenido serios inconvenientes para poder realizar la procesión que hoy desfilará por nuestras calles por el robo que algunos desaprensivos han realizado de todas las conducciones eléctricas de sus pasos o tronos, que estaban en la antigua Casa Parroquial de San Mateo. Como ya informamos en su día, los desaprensivos que utilizan aquel inmuebles, asaltándole, pernoctando en él y utilizándolo para el “fumado” de sus porros o lo que les venga en gana, quemaron dos de las figuras del paso titulado “El beso de Judas”, que aunque estaba bastante deteriorado, ha quedado casi inservible para su cometido procesional.
Ayer mismo, un problema con el que chocó la Cofradía era que, para poder iluminar los pasos, había que dotarlos a toda prisa de un nuevo tendido eléctrico, porque, al parecer, los ladrones lo arrancaron para venderlo como metal, venta en la que es mayor el daño que el beneficio que puedan haber sacado.
Nos preocupa a todos el que esta Cofradía, que cuenta siglos de existencia, como tantas otras cacereñas, tenga que sufrir ahora, al cabo de ese tiempo, un robo que dice bien a las claras el nulo respeto que hay por estas tradiciones que son, al menos, parte del acervo cultural que todos, ladrones o no, deberían respetar al máximo, si es que estamos en tiempos de democracia.
Lo de la quema de dos imágenes no tiene nombre; pero a nuestro juicio lo que tampoco lo tiene es que por parte de quienes ejercen la autoridad haya, si no un encogimiento de hombros, sí una actitud de impotencia para resolver estas cuestiones. Si el asalto a casas particulares, aun solo utilizadas como almacén, como en este caso, no se puede desterrar y va a ser moneda corriente, permítasenos por lo menos protestar porque esto suceda, aunque la protesta siga “cayendo en saco roto”, como nos viene sucediendo hasta el momento. Creemos un patrimonio popular como son los pasos de las cofradías —entre otras muchas cosas— bien merecían un esfuerzo de los encargados de guardar el orden.
Diario HOY, 8 de abril de 1982

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