jueves, 3 de agosto de 2017

El agua y sus cuentas están poco claras


Yo sé, o al menos sospecho, que cuando se vende vino o leche, y ésta sale cara, lo socorrido es echarle agua. Al menos esto es lo que suele decirse a taberneros y lecheros, más o menos en broma, pero díganme ustedes qué hacen los que venden simplemente agua, para poder mantener el precio cuando ésta se les ha encarecido. Pues bien, este es el caso del Ayuntamiento de Cáceres que ayer mismo, en sesión y cuando se trataba de aprobar el presupuesto del servicio de aguas, lo rechazó porque tenía un déficit de más de 17 millones de pesetas. O sea que se gasta en el agua más de 129 millones y sólo logran recaudar algo más de los 112 millones.
Ello, por lógica, supondrá un aumento de las tarifas —que a juicio de los malintencionados era de lo que se trataba— porque no pueden hacer lo que los taberneros ni los lecheros, aunque hay quien dice que lo han intentado echando barro, nitritos y otras cosas, pero sin llegar a lograr un equilibrio presupuestario como al parecer logran taberneros y lecheros.
Yo no sé si las cuentas del servicio de aguas son las del Gran Capitán, pero no hace mucho corrió el rumor de que por no sé qué del canon de amortización nos venían cobrando el agua bastante más cara de lo que debían. También llegó a decirse —sin que el alcalde fuera capaz de rechazarlo— que nuestra agua —la de Cáceres— salía más cara que la del trasvase en Murcia… en fin, que uno sigue teniendo la “mosca en la oreja” y no acaba de saber si es que la materia prima se encarece o es que se administra mal.
Recordando la puesta en marcha del actual abastecimiento, oímos decir al entonces interventor, señor Loureiro, que Cáceres capital había montado un negocio con el nuevo embalse, por servir esta agua a los pueblos de alrededor y cobrársela… aquello se daba por sentado y hasta había algún cacereño de la capital que llegó a alarmarse por si en el embalse no pudiera haber agua suficiente para la capital y los pueblos a quien sirve.  Si aquello fue negocio entonces… ¿por qué ha dejado de serlo ahora?, porque además, el agua lejos de mejorar, cada día está más turbia, como turbias están las cuentas del Servicio Municipalizado… En fin, no es pensar mal, pero como el catalán uno piensa que lo que hace falta en ese servicio —aparte de la subida de tarifas que no va a haber quien lo mueva— es “ministración, ministración y ministración”.
Diario HOY, 21 de febrero de 1982

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