viernes, 25 de agosto de 2017

El mote de algunos edificios

Con esto de los motes pasa que muchas veces quedan más que los propios nombres. No habrá que recordar que en nuestros pueblos todavía sigue siendo habitual el conocerse por motes y no por apellidos, porque el mote es un apellido impuesto por el propio pueblo que suele reseñar un hecho familiar, un defecto, una antigua profesión y hasta se da el caso de que en algunos de ellos preguntas por una persona, con el apellido que consta en su documento nacional de identidad, y no suelen conocerla si no se agrega el mote familiar, mucho más conocido.
Sobre esto podría montarse hasta una teoría del origen de los apellidos, que se formaron en muchas ocasiones, y en sus orígenes, del propio mote. Así, González significa hijo de Gonzalo, Hernández hijo de Hernando, etc. Hay otros que se basan en un hecho sucedido a algún antepasado; por ejemplo, Romo, que reseña el hecho de que a un caballero, en una de las luchas a que asistió, le quedaron chato; o bien el apellido Machuca, muy extremeño, que reseña el que otro caballero que perdió sus armas en una batalla se fabricó una porra de la rama de un árbol y con ella “machucaba” a los moros que combatía… En fin, que el mote fue origen en muchas ocasiones del apellido.
Lo que es menos corriente, pero se da, es que estos motes prevalezcan en los edificios. Por ejemplo, en Cáceres, poca gente conoce el antiguo Instituto Nacional de Previsión como tal, sino que se le llama “La Perra Gorda”. El origen, según hemos podido saber, es que la previsión o seguridad social que en sus comienzos montó en Cáceres el adalid de estas reivindicaciones que fue don León Leal, solía cobrar una “perra gorda” (diez céntimos) del sueldo del beneficiario, con lo que el edificio se quedó con el nombre de “La Perra Gorda”.
Otro origen quizás más curioso es el de un establecimiento de Cáceres, que popularmente se sigue conociendo como “El Requeté”, aunque nunca se llamó “oficialmente” así. Nos referimos al comercio que, tras nuestra última guerra civil, montara en Cáceres el industrial moralo, ya fallecido, don Getulio Hernández. Para los curiosos de estas cosas, les diremos que el origen de ese mote viene dado porque ese edificio, durante la guerra, fue el cuartel de las tropas carlistas, o requetés, que lucharon al lado de Franco y al montar don Getulio el comercio heredó el nombre que sigue siendo por el que se le conoce, aunque don Getulio no tuviera que ver nunca ni con las ideas ni con el cuartel carlista que allí funcionó. Quede el dato para la pequeña historia cacereña.
Diario HOY, 11 de agosto de 1982

NOTA.- Aunque Fernando atribuye a Getulio Hernández la condición de “moralo”, en realidad nació en Garganta la Olla en 1885. Aprendió los entresijos del comercio en Cáceres, de la mano de Tomás Pérez Hernández (pariente de su padre) y de Víctor García Hernández.  Fue éste último el que le ayudó a instalarse como comerciante independiente en Navalmoral de la Mata, donde ejerció hasta el inicio de la guerra civil (nota de Teófilo Amores).

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.