Siempre ha habido ricos y pobres, reza un refrán para contentamiento
de unos y otros, sobre todo de los pobres, pero yo tengo la teoría de que
podría hacerse una verdadera revolución si lográramos que se turnaran cada
cuatro años.
Para entendernos, que el disfrute de las riquezas fuera en un plazo
límite y, pasado éste, que los que habían sido pobres en el periodo anterior
entraran a disfrutar —también durante un periodo limitado— de las ventajas que
dan las riquezas. El cómo debería hacerse ese turno es algo en lo que no entro
porque ello supondría lo de “¿quién le pone
el cascabel al gato?” que decían los ratones, pero hay que ver lo bonito
que sería este alterne que sin duda vendría a solucionar muchos problemas.
Sería una verdadera revolución, como digo al principio, porque bien mirado, la
vida del hombre es limitada y las riquezas se quedan aquí cuando el rico o el pobre
pasan a la otra vida.. Y como existe la frase evangélica de: “antes cruzará un camello por el ojo de una
aguja, que un rico por las puertas del cielo”, hasta les haríamos un favor
a los ricos… y no digamos a los pobres, que siendo durante un periodo ricos
eventuales, tratarían de hacerlo bien, para que cuando llegaran las vacas
flacas la gente los estimara. Como ven, esto es toda una doctrina filosófica —quizás
irrealizable como parece ser es el comunismo puro— o si ustedes lo quieren, una
doctrina política.
Y a propósito de políticos diremos que muchos están en esa línea que
yo predico, aunque no de una forma tan ideal como yo estimo. Por ejemplo, los
políticos actuales, que saben que tienen mando para cuatro años, se han puesto
sueldo y se han buscado una serie de ingresos por su labor que, sin duda, se
orientan hacia ese “movimiento rico –
pobre eventual” por el que yo abogo aunque de una manera imperfecta, porque
muchos —y ya comienza a notarse en este periodo pre-electoral— se agarran al
sillón de forma desmedida, sin dar paso a los que han pasado cuatro años “achuchados” esperando su turno… y a esto
no hay derecho.
Algunos me están animando para fundar un partido con esta filosofía,
pero yo me resisto por los muchos inconvenientes que entraña la “reglamentación de la idea”… En fin, ya
les comunicaré lo que haga.
Diario HOY, 18 de abril de 1982
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